¿CUÁL ES MEJOR?
Ventajas y desventajas de los coches eléctricos y de combustión ante una emergencia o apagón
Ninguno es perfecto. Pero sí hay diferencias clave que conviene conocer.

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Lo del 28 de abril no fue una broma. Un apagón total dejó a toda la península a oscuras y, más allá del susto, puso a prueba nuestra forma de movernos. Sin luz, sin cobertura y sin saber cuánto iba a durar, muchos se dieron cuenta de lo vulnerables que somos cuando falla lo básico. Entre tantas dudas, hubo una que surgió con fuerza: ¿qué coche te conviene más si vuelve a pasar algo así, uno eléctrico o uno de combustión?
Spoiler: ninguno es perfecto. Pero sí hay diferencias claveque conviene conocer.
Eléctrico: limpio, silencioso y (con suerte) autosuficiente
Los coches eléctricos tienen una gran baza en este tipo de situaciones: no necesitan gasolina. Si la red cae pero tienes una instalación solar o batería doméstica, aún podrías recargar el coche, aunque sea lentamente.
Ventajas del coche eléctrico ante una emergencia
- Independencia del petróleo: Si tienes placas solares (y tu instalación funciona en modo isla), podrías cargarlo en casa aunque todo lo demás se detenga.
- Silencio absoluto: Ideal para moverte discretamente si la cosa se complica (Esto sale en un libro de Max Brooks).
- Coste energético muy bajo: Una carga completa puede salir casi gratis con energía solar.
- Menor mantenimiento: Menos puntos de fallo ante un uso intensivo o en condiciones duras.
Desventajas del eléctrico en caso de emergencia
- Autonomía limitada: Lo que tienes en batería es lo que hay. ¿Necesitas hacer 300 km para llegar a un lugar seguro? Quizá no llegues.
- Cargas lentas sin red eléctrica: Si dependes solo del sol, olvídate de cargar en dos horas.
- Red de recarga inoperativa: En un apagón generalizado, los puntos de carga públicos pueden quedar totalmente inutilizados. Con suerte habrá uno con generador y una cola de días.
- No puedes transportar combustible: No hay forma de “llevar energía” extra contigo. No es como cambiar las pilas de la radio.
Combustión: autonomía, disponibilidad y facilidad de repostaje

Aunque el futuro sea eléctrico, en situaciones de emergencia el motor térmico sigue siendo un valor seguro. Puedes repostar en minutos, llevar combustible de reserva e incluso aprovechar lo que quede en depósitos aislados (si la cosa se pone fea, claro).
Ventajas del coche de combustión en caso de emergencia
- Autonomía real: Un depósito lleno te da 600-1.000 km según modelo.
- Repostaje rápido: 3 minutos y a seguir.
- Posibilidad de llevar garrafas homologadas: Puedes transportar combustible contigo y alargar tu alcance.
- Simplicidad a la hora de arrancarlo en condiciones adversas: Agua, barro, frío… suelen aguantar mejor.
Desventajas del coche de combustión ante una emergencia
- Dependes de las gasolineras… y de la electricidad que las hace funcionar: Si no tienen generador, no hay surtidor.
- El combustible se acaba: Lo que hay en el depósito o en tus garrafas es lo que tienes. Y conseguir más puede ser complicado.
- Ruido: En según qué escenarios, llamar la atención no es una ventaja.
- Emisiones en zonas cerradas o de poco ventilación: Puede ser un problema si usas el coche como refugio temporal.
¿Y entonces? ¿Qué es mejor?
Depende. Pero en una emergencia corta, donde todavía puedas moverte por carretera y haya opciones de repostar, el coche de combustión es más versátil y predecible. Te lleva lejos, rápido, y puedes reponer su energía en minutos (si hay dónde).
En cambio, si la emergencia se alarga varios días o se extiende en el tiempo y tienes acceso a energía solar o una batería de respaldo, el coche eléctrico empieza a ganar terreno, aunque tengas que planificar cada desplazamiento como si fuera una misión lunar.
La clave está en entender que el eléctrico no es inútil en una crisis, pero sí más dependiente de la infraestructura, mientras que el térmico tiene margen de maniobra... hasta que se agota la gasolina.
Reflexión final
Ni el coche eléctrico es el nuevo caballo del Apocalipsis, ni el de combustión es la navaja suiza definitiva. Ambos tienen sus puntos fuertes y sus limitaciones. Lo importante es conocerlos y saber cómo sacarles el máximo partido si un día (que esperemos que no) volvemos a necesitar movernos en mitad del caos.
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