SUV COMPACTO HÍBRIDO
Toyota C-HR 140H: más sensato, más guapo, más Toyota
Apreciaciones sobre su diseño y lo que nos arrojó en consumo la versión que probamos

Publicidad
He aquí el autoproclamado supercupé. Así lo presentaron los japoneses dos años atrás, cuando se anunció la segunda y actual generación, y cuando las primeras imágenes empezaron a circular. Digamos que para este SUV compacto se alinearon los planetas: el coche pedía una renovación y la expectativa fue grande durante los meses previos, sobre todo desde que la marca dio a conocer el Prologue, concepto del que acabó derivando el modelo de producción.
Luego se actualizarían más vehículos de serie sobre el nuevo lenguaje de diseño, pero el Toyota C-HR 2024 fue uno de los primeros. Lo siguiente es a modo de declaración de principios, tú decides si estás o no de acuerdo con la apreciación: el patrón de diamante que sigue Toyota en su gama actual, carrocerías con cortes abruptos por todos lados, angulares, con líneas que interrumpen a mitad de camino en un mismo panel, no es para todos; no le va muy bien a los de segmentos superiores, como los medianos y, sobre todo, los de tamaño completo, pero sí cabe justo de los C-SUV para abajo.
Y el C-HR es un SUV compacto bien definido. Congeniando su concepto de diseño, una zaga que alza la voz y unas medidas resumidas en una longitud de 4.362 milímetros, 1.832 de ancho y 1.564 de alto, forja su carácter. Guapo de nacimiento, sensato por esa oportuna precisión que se debe tener para darle a un vehículo de sus medidas la apariencia más coherente y con el impacto justo y necesario. En España, no siempre el más vendido es el coche más bonito, con mejor buen gusto.

A bordo de un Toyota C-HR de acceso
Este Toyota, que año a año se hace un lugar entre los más populares y en 2025 es el 14° más pedido con 11.500 entregas acumuladas, cumple por duplicado. No sorprende, la alta demanda responde a lo que pudimos comprobar cuando lo conocimos en persona: cuando te lo encuentras por primera vez, notas que no decepciona respecto de aquellas imágenes preliminares.
Cuando otros modelos van anunciando sobre la marca las opciones de motores, Toyota dejó clara su estrategia multifacética en lo mecánico desde un principio, a excepción del cien por ciento eléctrico, cuyos datos técnicos se informaron con posterioridad. Cuando dimos con el C-HR de segunda generación por primera vez, la versión que nos tocó fue la más básica, tanto en potencia como en acabado: la 140. Nos hubiera encantado tener a disposición esa terminación bi-tono entre plateado y negro, pero la variante Active, la estándar, no cuenta con esa opción.
De manera que nos subimos a uno gris metalizado, cuya virtud fue destacar las diferentes tonalidades de gris, que éstas no se pierdan. Uno más oscuro en los parachoques delanteros y los marcos de la calandra, y otro más suave –y más intenso que el de la carrocería, en los faldones. Como su nombre lo indica, esa versión, que sale de fábrica como híbrida no enchufable, te da hasta 140 caballos. No está mal para empezar en la gama, en especial cuando confirmas un consumo real que es para subrayar: en las pruebas, nuestros consumos no se movieron de entre 4,5 y 4,9 litros cada 100 kilómetros.
Publicidad