ADIÓS COCHE, ADIÓS
Las razones que no siempre imaginas por las que pueden inmovilizar tu coche
Desde conducir bajo los efectos del alcohol hasta llevar el coche sin seguro o con la ITV caducada, las causas son más variadas que las gamas de café en un Starbucks, y lo peor es que la factura (entre grúa, depósito y sanción) te deja sin ese extra al mes para tus lujos.

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Pocas cosas hay más desesperantes que salir del bar o del trabajo y encontrarte con un hueco donde antes estaba. La inmovilización de un vehículo no siempre se debe a infracciones de las gordas, y a veces basta con un despiste administrativo o un exceso de confianza al parar 10 minutos en doble fila. La DGT y la policía local inmovilizan miles de coches cada año, y muchas veces, por motivos que tú no conoces.
Desde conducir bajo los efectos del alcohol (esto sí es fácil de entender) hasta llevar el coche sin seguro o con la ITV caducada, las causas son más variadas que las gamas de café en un Starbucks, y lo peor es que la factura (entre grúa, depósito y sanción) siempre acaba saliendo del bolsillo del conductor o del titular del coche, nunca de la administración que pone el cepo.

Alcohol, drogas y poco sentido común
La razón más conocida (y también la más temida y la más absurda porque es de sentido común) es dar positivo en un control de alcoholemia o drogas. Si soplas y el resultado es superior al límite legal, el coche se queda quieto. No hay discusión posible, salvo que un acompañante sobrio y con carnet se haga cargo del volante. Lo mismo ocurre con los test de estupefacientes: que si el agente sospecha que no estás en tus cabales, la inmovilización es inmediata.
La DGT ha intensificado desde 2020 los controles los fines de semana y festivos, y no solo en carreteras. En muchas ciudades, las policías locales también actúan, especialmente a la salida de zonas de ocio, y si te niegas a soplar, el resultado es el mismo: coche parado, sanción gorda y posible delito penal. No hace falta decir que salir de esa con dignidad es difícil.
El consejo es bien sencillo: si has bebido, llama a un taxi o espera. Es más barato que pagar la grúa, la multa y la vergüenza.

Gases, ruido y sobrepeso: el lado ecológico del asunto
Hay otro motivo menos conocido pero que igualmente puede dejarte soldado de a pie: contaminar demasiado o sonar como una obra en verano. El artículo 7 del reglamento lo deja claro: si el vehículo supera los niveles permitidos de gases, humos o ruido, puede quedarse quieto hasta que se arregle. Desde que las Zonas de Bajas Emisiones se han extendido, los controles medioambientales son cada vez más frecuentes, especialmente en Madrid y Barcelona, así que si vas flipándotelo metiendo soplidos con la válvula de descarga o petardeos con el antilag, puedes quedarte también peatón.
También hay que tener cuidado con el número de pasajeros. Si llevas a más gente de la cuenta (más de un 50% de las plazas autorizadas), los agentes pueden impedirte seguir circulando. Suele pasar en desplazamientos a festivales, partidos o excursiones improvisadas en las que “entra uno más”. Y que sea un trayecto corto no te libra de la multa ni del parón.
En resumen: ni escapes abiertos, ni coches reventados de pasajeros, ni humo como el de una locomotora. Si suena o huele mal, lo más probable es que te toque caminar.

ITV, seguro y despistes urbanos son los clásicos de cada semana
Los motivos administrativos son los grandes protagonistas de las inmovilizaciones más allá de los controles de tráfico. Circular sin seguro, con la ITV caducada o con una orden judicial sobre el coche es la combinación ganadora para acabar sin coche. Según los datos que da la DGT, en 2024 se registraron más de 12.000 inmovilizaciones por razones administrativas, muchas de ellas por puro despiste.
Tampoco hay que olvidar los cepos urbanos. Aparcar en plazas reservadas, dejar el coche más tiempo del permitido en zona azul o simplemente olvidarte de renovar el ticket puede acabar con la rueda bloqueada. En algunos municipios, si no pagas rápido, el siguiente paso es el traslado al depósito, y el rescate no sale precisamente barato, te lo digo por experiencia.
Así que ya lo sabes: mantener el coche al día y usar la cabeza no solo evita multas, también evita la humillación de tener que llamar al depósito a las ocho de la mañana. Porque nada te estropea más la semana que quedarte sin coche por una tontería que podrías haber evitado.
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