HÍBRIDO, PERO SIN ETIQUETA ECO
Más de 1.000 CV en el nuevo Ferrari que recupera uno de los nombres más reconocibles de la marca
Ferrari ha presentado una nueva creación que, como siempre, no deja indiferente a nadie. Es sumamente veloz, pero falta pasión. Es carísimo, pero la tecnología se paga. El Ferrari 849 Testarossa no tiene rival y se convertirá, sin lugar a dudas, en un coche de colección.

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Ferrari 849 Testarossa. Así se llama la última creación salida de las instalaciones del fabricante de coches más famoso del mundo. Es el sucesor del SF90 Stradale y parece que hasta una marca como Ferrari, se deja llevar por el equipo de marketing. El nombre “Testarossa” evoca uno de los coches más impactantes de cuantos ha fabricado la firma italiana y del cual, no hay ni un solo rasgo que le haga referencia en el coche recién presentado. No obstante, que no haya un pequeño guiño, en el fondo, tampoco quiere decir nada.
El nombre regresa tras un enfrentamiento legal que Ferrari ya ganó contra una empresa de juguetes, una pelea legal de lo más particular, pues han estado en litigio nada menos que 10 años –hay una normativa, que permite despojar de los derechos a su dueño, si no hace uso de los registros durante mucho tiempo–. Luego registraron “849 Testarossa” en Islandia, alimentando las rumores de que esto no es solo un salvavidas de marca, sino el inicio de una nueva era. Una era en la que toda la esencia de la marca parece haberse esfumado.
Las últimas creaciones de la firma italiana han tenido una nota en común: paneles de la carrocería lisos, un frontal muy afilado y una franja negra en dicho frontal, que los hermana a todos. El único que se sale un poco de la norma es el nuevo Ferrari Amalfi, pues hasta el Ferrari F80 adopta este lenguaje de diseño. Y el resultado visual es… Digamos, polémico. Paneles laterales aerodinámicos de una sola pieza, formas definidas y angulares, y una mirada trasera que corre más que seduce. Dicho sin rodeos: si el coche fuera una película, sería ciencia ficción con presupuesto de superdeportivo; no desprende esa esencia que desprendían los trabajos de Pininfarina y es algo que ocurre con muchos de los últimos lanzamientos.

¿Función por encima de la forma?
Este diseño… o lo amas, o lo detestas. Y no hay término medio, aunque, como siempre curre con Ferrari, no toda la silueta del coche es simple imagen, aquí hay función. Función aerodinámica, concretamente. La carrocería del Ferrari 849 Testarossa es capaz de generar 415 kilos de presión a 250 kilómetros/hora. También mejora la refrigeración del motor y los frenos –cerámicos– y un sistema de frenada predictiva desarrollado por la marca italiana.
Salta a la vista que el diseño del coche no ha buscado, ni de lejos, hacer un homenaje al Ferrari Testarossa de los 80, ni tampoco al Ferrari Testarossa de los 60. Es un coche absolutamente del Siglo XXI, dibujado para ser una referencia visual y un icono con el paso de los años. Es un Ferrari, con todo lo que eso implica, aunque, como decíamos antes, la esencia Ferrari se haya perdido para siempre.
Donde, quizá, si merece más de un alago, es en el diseño del habitáculo. Destaca especialmente el lugar destinado al piloto con colores diferentes a los del copiloto, que ayuda a integrarlo en el propio coche, al tiempo que todo luce formas relativamente sencillas. Hay una pantalla para el copiloto, cuya existencia no tiene más sentido que poder alardear frente al copiloto sin tener que contar luego lo que decía la instrumentación. No podemos apreciar calidades o ajustes a través de una imagen, pero, al menos, el aspecto es bueno y, además, genera cierta sensación de querer subirse a él.

Prestaciones muy lejos de cualquier conductor normal
Los Ferrari modernos son máquinas que borraron los límites hace tiempo. Antes, un Ferrari no solo era potencia, también ofrecían una conducción pura, eran un nexo de unión entre conductor y carretera, aunque sus motores no fueran muy potentes –un Ferrari de finales de los 90 como el 360 Modena, tenía “solo” 400 CV–. Es obvio que ese objetivo se sigue, pero todo lo relacionado con las prestaciones se ha disparado hasta superar las ambiciones de casi cualquier usuario.
Situado tras los asientos, hay un motor de ocho cilindros 4.0 turbo, con 830 CV y 842 Nm de par. Este motor, que funciona con gasolina, se acompaña de tres motores eléctricos –dos para las ruedas delanteras y uno para las traseras–, que entregan, en conjunto, 220 CV. En total, según anuncia Ferrari, el 849 Testarossa destruye neumáticos con 1.050 CV. La caja de cambios es automática con ocho relaciones, la batería del sistema híbrido apenas da para recorrer 25 kilómtros en modo eléctrico –y lo haría como un tracción delantera– y el coche es veloz como el rayo.
Ferrari anuncia 330 kilómetros/hora de velocidad máxima, un 0 a 100 kilómetros/hora en 2,3 segundos y un 0 a 200 kilómetros/hora en 6,3 segundos. Y sí, por supuesto, es carísimo: desde 460.000 euros. Si lo quieres descapotable, el precio es de medio millón de euros…
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