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Adiós a los eléctricos para ricos: Volkswagen rompe el mercado con un "Polo" de 25.000 euros
El Volkswagen Polo vuelve como nunca. Más deportivo. Más eléctrico.

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El coche eléctrico llevaba años reservado para quienes podían desembolsar 40.000 euros o más por un vehículo que, en el mejor de los casos, ofrecía el espacio interior de un utilitario convencional y te permitía ir hasta la esquina antes de necesitar una carga de 12 horas. Los fabricantes nos vendían la movilidad eléctrica como el futuro inevitable mientras colocaban las etiquetas de precio de tal manera que el invento se lo podían permitir solamente sus propios ejecutivos.
Volkswagen acaba de romper esa barrera psicológica con el ID. Polo, un utilitario eléctrico que arrancará en 25.000 euros y que promete democratizar finalmente una tecnología que llevaba demasiado tiempo siendo prohibitivamente cara para el conductor medio español.

Ni asmáticos ni aburridos: cuatro motores y la vuelta del apellido GTI
La estrategia de Volkswagen con el ID. Polo demuestra que por fin han entendido cómo funcionan los mercados, porque en lugar de lanzar un único modelo con especificaciones intermedias y esperar que todo el mundo se conforme, han creado una gama escalonada que cubre desde el conductor urbano básico hasta el entusiasta que quiere prestaciones deportivas sin saltar a segmentos superiores. Ahora la versión de entrada monta un motor de 85 kW que traduce a 116 CV con 290 Nm de par, y que es una potencia más que suficiente para moverte ágilmente por ciudad y carreteras secundarias.
El siguiente escalón sube a 99 kW o 135 CV que es un punto medio interesante porque mantiene la batería pequeña y no añade peso. Además, ambas versiones comparten carga rápida a 90 kW, lo que significa recargar del 10% al 80% en aproximadamente 25 minutos en un cargador rápido de autopista.
La variante de 155 kW o 211 CV salta a la batería grande de 52 kWh que promete 450 kilómetros de autonomía y carga rápida a 130 kW, lo que quiere decir que es la opción más obvia para quien hace kilómetros regularmente o simplemente quiere eliminar completamente la ansiedad por autonomía.
El ID. Polo GTI con sus 226 CV llegará más adelante para capturar a los nostálgicos del mítico Polo GTI de gasolina, y ofrecerá prestaciones que probablemente incluirán aceleraciones de 0 a 100 km/h por debajo de 7 segundos, unas cifras que hace una década solo encontrabas en deportivos puros. Volkswagen ha confirmado que todas las versiones mantienen los 290 Nm de par, una decisión inteligente que asegura respuesta instantánea incluso en las motorizaciones de acceso.

Se acabó el parecer un marciano: un diseño para quienes odian los eléctricos
Las imágenes camufladas que Volkswagen ha compartido revelan un cambio filosófico importante respecto a los primeros modelos de la familia ID, que parecían diseñados por gente convencida de que los coches eléctricos debían parecer cáscaras de huevo con formas extrañas y proporciones alienígenas. El ID. Polo adopta unas líneas mucho más convencionales y reconocibles, y se acerca estéticamente a los modelos de combustión de la marca, una decisión que puede parecer conservadora pero que refleja madurez comercial, porque la mayoría de compradores de Polo y de Golf quieren un coche que simplemente funcione con electricidad, no un “cambio exponencial de neofilosofía transhumanista-futurista”.
Los faros delanteros parecen unidos por una franja LED continua que se ha convertido en firma visual de Volkswagen en años recientes, y el paragolpes integra una entradas de aire funcionales que son necesarias para refrigerar la electrónica de potencia y la batería. Las llantas de gran tamaño que calza en las fotos sugieren que incluso las versiones de acceso tendrán cierta deportividad, y en la zaga el logo iluminado centrado sobre una banda que recorre todo el ancho copia la estética que ya conocemos del ID.3 y ID.4. El camuflaje "Arlequín" del coche espía no se sabe si se incluirá, pero sería muy bien acogido.
Las dimensiones son de 4,05 metros de largo, 1,81 de ancho y 1,53 de alto con batalla de 2,60 metros. Son las proporciones típicas de un utilitario compacto, pero la arquitectura eléctrica le permite trucos como que al eliminar el túnel de transmisión, el suelo plano libere espacio para las piernas. El resultado es un coche que externamente compite con un Peugeot 208 o un Renault Clio pero internamente es más grande que algunas berlinas y que ofrece una versatilidad práctica que justifica por sí sola el salto a la electrificación.

¿Es realmente un chollo o sigue siendo caro?
La pregunta incómoda es si 25.000 euros por un utilitario eléctrico representan de verdad la asequibilidad o simplemente es que parece barato comparado con la locura de precios que hemos normalizado en el mercado de vehículos eléctricos en el que abundan los SUV, algunos también de Volkswagen, a precios desorbitados.
Un Polo de gasolina equivalente cuesta alrededor de 18.000 euros en versión básica, y eso significa un sobreprecio eléctrico de 7.000 euros que las subvenciones actuales del Plan MOVES III reducen parcialmente, pero no eliminan completamente. Esa diferencia es enorme, y se agrava especialmente cuando la infraestructura de carga pública en España todavía tiene huecos geográficos importantes fuera de las grandes ciudades.
La parte positiva es la reducción de costes operativos, porque como todos saben ya, si tienes garaje privado con enchufe, puedes reducir enormemente el coste de tus desplazamientos a lo largo de 10 o 15 años.
Volkswagen lanzará el ID. Polo en paralelo con su mellizo español, el Cupra Raval, que compartirá plataforma y mecánicas pero que adoptará una personalidad más agresiva y deportiva con un precio de salida de 26.000 euros, apenas 1.000 euros más caro.
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