La falta de tiempo es uno de los motivos más comunes por los cuáles las personas no hacen ejercicio físico. Sin embargo, ninguna "excusa" ya es posible, ya que se ha demostrado científicamente cómo realizar los llamados 'snacks' de ejercicio (active breaks) a lo largo del día o de la jornada laboral pueden reducir los efectos del sedentarismo.
Son palabras del experto en educación física César Bustos, vocal de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) quien ha explicado lo que son estos ejercicios en el XIX Congreso Nacional de esta sociedad científica que se está celebrando estos días en Sevilla.
Tal como señala Bustos, los 'snacks' de ejercicio (active breaks) son ejercicio o actividades de corta duración y media-alta intensidad que realizados varias veces a lo largo del día ayudan a reducir los efectos negativos que tiene y que trae el sedentarismo en nuestra salud.
"Se ha demostrado que actividades tan simples como subir 3 veces un tramo de 60 escalones o actividades de sólo un minuto pueden aumentar un MET (equivalente metabólico de la capacidad cardiovascular) el fitness cardiorespiratorio (CRF), lo que ayudaría a reducir entre un 13% y 15% el riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad por todas las causas", explica el experto.
El fitness cardiorespiratorio es la capacidad para realizar una actividad y "se ha demostrado que es un predictor del riesgo de mortalidad más poderoso que los factores de riesgo tradicionales, como son la hipertensión, el tabaquismo, la obesidad, la hiperlipidemia y la diabetes tipo 2", añade el profesional.
Pero para que el ejercicio tenga efecto positivo y real en la salud es importante practicarlo de forma regular, esto es, convertirlo en un hábito y en una rutina diaria. Es por ello que tal como explica Bustos, "la adherencia y eficacia de la actividad física son la clave para la mejora de los hábitos y, en este sentido, los snacks de ejercicio se han convertido en la herramienta más eficaz para lograr este objetivo".
Recomendaciones de ejercicio para personas con obesidad
Alrededor del 20% de la población adulta española sufre obesidad, una enfermedad que no aún no está reconocida pero que supone un factor de riesgo para múltiples enfermedades, entre ellas las enfermedades cardiovasculares o el cáncer.
Es por ello que los profesionales que tratan a personas con obesidad quieren que se reconozca como tal, porque ésta no es ninguna enfermedad moral como piensa el 40% de los españoles: "Una persona no escoge sufrir obesidad, es ésta quien te escoge", tal como afirmaba Antonio Alcántara, psicólogo SEEDO en Estas son todas las 'armas' terapéuticas para tratar la obesidad (una enfermedad aún no reconocida).
La actividad física es un predictor de la mortalidad cardiovascular independiente de la presión arterial y de otros factores de riesgo cardiovasculares que disminuye su riesgo. Esto es, "la práctica regular de ejercicio físico disminuye hasta un 40% el riesgo de mortalidad, contribuyendo a la disminución de la edad biológica, provocando que individuos activos mayores de 80 años tengan un riesgo de muerte similar a los inactivos de 60 años".
La práctica regular de ejercicio físico disminuye hasta un 40% el riesgo de mortalidad
Por tanto, y según asegura Bustos, "no cabe duda que el aumento de la práctica de ejercicio físico en la población produce importantes beneficios para la salud, al ayudar a controlar los principales factores de riesgo.
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Así y a modo de consejos prácticos para personas con obesidad, Bustos recomienda el entrenamiento combinado de fuerza y resistencia, dentro de la misma sesión ya que se ha demostrado que es "la modalidad más efectiva". También añade el profesional que "el entrenamiento de tipo híbrido (con juegos, combas, aparatos diferentes) es la segunda más efectiva en la mejora cardiometabólica de la salud de las personas que viven con obesidad", finaliza el profesional.