Seguramente son muchos, muchísimos, los y las fumadores que han decidido alguna vez dejar de fumar. Que lo han intentado pero que desgraciadamente, han fracasado. Sin embargo, para dejar el tabaco es fundamental hacerlo con ayuda sanitaria.
"Si alguien quiere dejar de fumar, la primera premisa es que esa persona quiera realmente dejar de fumar. Que venga motivada y que se encuentre en un estadio de preparación para dejar el tabaco, que quiera hacer un serio esfuerzo por dejarlo", afirma a laSexta.com el Dr. Ignacio de Granda Orive, neumólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid).
A partir de ahí, y dependiendo siempre de cada persona, tanto desde las consultas de Atención Primaria como desde las unidades especializadas en tabaquismo (será el médico de familia quien nos derive en el caso de que hiciera falta) se inicia un tratamiento médico que aumenta las probabilidades para dejar de fumar. "Se trata de un tratamiento multicomponente, es decir, una combinación de un tratamiento/asesoramiento psicológico más un tratamiento farmacológico, personalizado siempre en cada paciente", explica el experto.
Lo que se hace realmente con este tratamiento combinado -añade el profesional- es aumentar la probabilidades de que esa persona deje de fumar: estando motivado, acudiendo a las consultas médicas para que el tratamiento sea lo más efectivo posible, con un seguimiento profesional adecuado por parte de los profesionales y teniendo también un entorno que le apoye en su decisión.
No podemos olvidar que "estamos hablando de una adicción, en que hay que hacer un esfuerzo por salir y que por tanto, no será fácil. Pero sin duda, las probabilidades de éxito cuando haces este tratamiento combinado se quintuplican", asegura el doctor. Por lo que, desde este espacio anima a aquellas personas que quieran dejar de fumar a que aprovechen ese momento de querer dejarlo, "porque ese momento llega y si se busca ayuda médica y profesional -en vez de hacerlo por nuestra cuenta- las probabilidades de éxito serán, como hemos dicho, mucho mayores".
Igualmente, tal como nos comentaba también en este artículo el Dr. Carlos Jiménez, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), cuando alguien quiere dejar de fumar, es clave que acuda a "un profesional sanitario para que le prescriba un tratamiento adecuado y personalizado".
En cuanto a los fármacos para dejar de fumar existen de varios tipos. En primer lugar fármacos como tal para dejar de fumar que necesitan siempre receta y prescripción médica y los llamados sustitutivos de la nicotina (parches, chicles, etc.) que no requieren de receta médica pero es fundamental -para aumentar el éxito- que sean pautados y prescritos por un profesional. Que nos diga realmente cómo usarlos, en qué dosis y cuál usar según nuestras condiciones.
"En ocasiones, el tratamiento farmacológico es combinado, es decir, que hace falta combinar por lo menos dos medicamentos. Y siempre con la dosis pautada por el profesional. "Normalmente, a los fármacos para dejar de fumar como por ejemplo el bupropion o la citisina (de momento, la famosa vareniclina, comercializada bajo el nombre de Champix, está retirada del mercado desde el año pasado) hay veces que hay que añadirle sustitutivos de la nicotina de acción rápida para que en los momentos difíciles tenga algo a mano para frenar ese deseo de fumar", explica el experto. Las combinaciones, por tanto, se hacen en función de cada fuamador/a.
Dejar de fumar: la decisión más saludable, según los expertos
Como aseguran los expertos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), "dejar de fumar es la decisión más saludable que una persona pueda tomar en su vida", ya que por desgracia, en España se producen hasta casi 60.000 muertes anuales atribuibles al tabaco.
De igual modo, datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), "cada año, más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaco. Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo de tabaco y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno".
Por otro lado, y con respecto al cáncer, según advierte la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL CCC), "el tabaco provoca el 25% de los tumores malignos e influye en al menos 18 tipos, entre los que se encuentran el cáncer de orofaringe, laringe, vejiga, riñón, páncreas, cérvix, pulmón, estómago, próstata, etc. Además, es el responsable del 80% de las muertes de cáncer de pulmón, y del 30% de las muertes por cáncer en general".
En cuanto a las enfermedades cardiovasculares, el tabaco es uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar una enfermedad cardiovascular y tal como asegura la Sociedad Española de Cardiología (SEC), "el 27,5% de esas muertes atribuibles al tabaco (más de 14.000 en números absolutos) se deben a enfermedades cardiovasculares, incluida la diabetes".
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Por lo que es importante ayudar a las personas fumadoras a que dejen de fumar, fundamentalmente para ganar salud y prevenir el riesgo de contraer enfermedades. Porque no podemos olvidar, insistimos que el tabaco es una adicción y por tanto, hay que tratarla como tal. En cuanto a políticas antitabaco, a finales del año pasado, el Gobierno publicó el borrador 'Plan de Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2025' con el que pretende entre otros objetivos, subir los impuestos al tabaco, que haya más espacios sin humo y acotar el uso de los cigarrillos electrónicos en espacios públicos.
En cuanto al uso de los cigarrillos electrónicos, los profesionales de la SEPAR lo tienen claro: "los cigarrillos electrónicos son nocivos como el tabaco, adictivos y no sirven como estrategia de reducción de daños". De hecho, "entre un 60-70% de los fumadores que utilizan ecigarrillos electrónicos para dejar de fumar terminan convirtiéndose en fumadores duales".
Por otro lado, en cuanto a los espacios libres de humo, según una reciente encuesta de IMOP-BERBĒS, el 66,2% estaría de acuerdo con prohibir fumar en espacios como terrazas, estadios deportivos y playas y el 51,5% con hacerlo en coches particulares".
Uno de los aspectos más importantes para en este caso, prevenir la adicción al tabaco es no empezar a fumar. En este sentido, los especialistas del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) señalan las dificultades de la cesación tabáquica una vez adquirido el hábito y consideran clave el establecimiento de medidas disuasorias especialmente enfocadas al público joven: "Elevar un 10% el precio del tabaco reduce un 4% su consumo", aseguran los expertos.
"Es especialmente revelador que de los 14 a los 18 años se duplique el porcentaje de adolescentes que fuman. Un 18,4 % de los estudiantes de 14 años fuma y esta cifra, ya de por sí muy elevada, se incrementa exponencialmente alcanzando el 43,7 % a los 18 años”, señala el doctor Bartomeu Massuti, jefe de Oncología del Hospital General de Alicante y secretario del GECP. "No puede ser que en este periodo hasta la mayoría de edad se consolide y aumente un hábito que después será muy difícil de revertir. Estamos ante un problema social", concluye el especialista.