Las personas tóxicas están por todas partes. No solo en las relaciones amorosas o de pareja, sino también en relaciones laborales, en las relaciones sociales o en nuestras actividades de ocio compartidas (por ejemplo, en una asociación, en un grupo o equipo deportivo).

En todas partes puede haber personas que de un modo u otro nos quiten energía, nos hagan no ser nosotros y nosotras mismas y nos hagan sentirnos, en algunas situaciones, más "pequeños". A medio o largo plazo puede que todo esto, repercuta en nuestra salud, tanto en la física como en la mental. Y eso, claro está, no sería nada bueno. Es importante, y más en estos tiempos, cuidar y proteger nuestra salud.

Si vemos que el contacto y la relación con una persona no afecta y nos ataca directamente en nuestra salud, debemos tomar distancia. Como sea, pero poner distancia. Alejarnos. Lo primero es saber identificar a esa persona tóxica y lo segundo, alejarnos de ella. También hay que dejar claro que las personas no son tóxicas porque sí, una persona puede ser tóxica para nosotros y una encanto y una grandísima persona para otros muchos. Lo que es dañino para nosotros puede no serlo para otras personas.

Por eso, es importante saber identificar si a nosotros nos está produciendo dolor. Para saber hacerlo o al menos para intentar aprender, hablamos con la psicóloga experta en este tipo de problemas, Silvia Congost, especialista en autoestima, dependencia emocional, relaciones tóxicas y conflictos de pareja.

Así, explica esta experta, "una persona es tóxica para mí cuando yo al interactuar con ella, acabo sufriendo, pasándolo mal, dejando de ser quien soy, haciendo cosas que no quiero hacer o viviendo una vida que no quiero vivir. Puedes tener alguien que es tóxico para ti porque pensáis distinto en aspectos que para ti son importantes, que no os ponéis nunca de acuerdo y siempre hay tensión, conflicto o dificultades. Eso puede pasar en todos los ámbitos de tu vida y no significa que esa persona sea alguien tóxico o dañina en sí misma. Tal vez cuando interactúa con otros distintos a ti, no tiene ningún problema y no les genera ningún malestar".

Cómo identificar a nuestra persona tóxica

A veces no sabemos qué nos pasa, por qué nos sentimos mal con esa persona, más todavía cuando parece que esa persona sólo es tóxica para mí y no para el resto. Sabemos que una persona es tóxica para nosotros cuando nos produce emociones negativas. "Básicamente, es porque se sufre", afirma Congost, siendo los síntomas más frecuentes son la ansiedad, el insomnio y la obsesión.

"Empiezas a dar vueltas a cómo decirle a esa persona esto o a cómo hacerle ver lo otro. Puede que te sientas inseguro/a a su lado porque te critica a menudo, te desaprueba o te menosprecia y esto te lleva al punto de tener miedos que antes no tenías. Hay personas que te hacen sentir pequeños e insignificantes con sus comentarios y actitudes. Es por ello que siempre deberíamos alejarnos de esas personas. Así, si ves que estás pensando demasiado en esa persona, si buscas constantemente, en las redes, lo que hace, lo que cuelga o dónde está, debes tomar distancia de inmediato", señala la especialista.

Una persona es tóxica para nosotros cuando nos produce emociones negativas, cuando sufrimos. Los síntomas más frecuentes son la ansiedad, el insomnio y la obsesión

Por lo que debemos saber que "tener una relación -del tipo que sea- con una persona que es tóxica para nosotros, siempre nos producirá esas emociones negativas y esa alteración interna en tu cuerpo", insiste.. En el caso de que "traguemos y traguemos", de que no pongamos distancia, a la larga esta relación "puede provocar que acabemos, literalmente, perdiendo la salud: con insomnio, con ansiedad, incluso con depresión o desarrollando alguna enfermedad más grave. El estrés, la obsesión y la angustia son los peores síntomas y los que más nos alejan de una vida tranquila, equilibrada y placentera", afirma Congost.

Es importante matizar también, que las personas tóxicas para nosotros, siempre lo son, es decir, en cualquier momento o situación. Siempre nos producirán esas emociones negativas. "Una cosa es que un día tengas un problema con alguien y ya no quieras tener a esa persona en tu círculo, pero si un día por diversas razones, coincides con ella, puedes mentalizarte y hacer como que no está ahí y que no te afecte. Y otra cosa distinta es cuando alguien es tóxico para ti", aclara la experta.

En este último caso, siempre nos harán sentir mal. Es algo así como cuando tiene alergia a un alimento: para no encontrarte mal, lo único que puedes hacer es no comerlo. "Con las personas tóxicas pasa lo mismo, para encontrarnos bien no debemos tener contacto con ellas", asegura.

Cómo alejarnos de esa persona tóxica

La clave para alejarte de esa persona tóxica es contundente: "El único antídoto es hacer contacto cero, cortar todo tipo de contacto, de vínculo o de relación", asegura Congost. Porque "es la ausencia de información sobre ella lo que nos ayudará a recuperar nuestra paz interior". Por ello, es importante uno, cortar la relación y dos, no tener (ni buscar) información sobre ella.

Sin embargo, en ocasiones, no podemos tener contacto cero con esa persona porque por ejemplo forma parte de un grupo común y podemos tener una reunión o un encuentro todos juntos, de cuando en cuando. En ese caso, lo más recomendable es refugiarnos, dentro de esa reunión, en nuestras personas queridas. "Asegurarnos de que en ese grupo tenemos alguna persona con quien tenemos mucha cercanía y mucha complicidad para poder centrarnos en ese vínculo sano y sentirnos protegidos, en una zona segura", aconseja la experta. Y si además, "ese alguien querido conoce lo que nos pasa con esa persona tóxica, sentiremos que tenemos un aliado, algo que también nos aportará más fuerza y estabilidad en los momentos en los que la otra esté por allí".

Si tenemos que ir a una reunión en la que estará también esa persona tóxica, es clave no hacerle caso y refugiarnos en nuestras personas de confianza, con las que nos sentimos bien

Además de esto, también sería recomendable que antes de acudir a la cita, nos visualizásemos a nosotros mismos viviendo la situación (la reunión) tal como nos gustaría que pasara. "Cuanto más se prepare el cerebro para vivir esa situación con indiferencia, mejor va a vivirla, aunque sea complicado, ya que esa persona le va a alterar su equilibrio emocional. Y no pasa nada si tenemos síntomas como sudoración, nervios, incluso taquicardias porque sentirlo es normal. Eso sucede porque el cerebro identifica a esa persona tóxica como un "peligro" que nos va a hacer daño y nos prepara para salir corriendo, porque nos quiere proteger", explica.

Por otro lado, y en el caso de que no sea una reunión importante, que no tengamos por qué ir, en este caso, podemos directamente no ir. "Lo más recomendable es que si esa persona está tú no vayas y que con tus seres queridos (es decir, con tus otros amigos/as que sí vayan) trates de no hablar o de no comentar nada al respecto de esa persona, de no mencionarla ni que te expliquen cómo le va. A veces es complicado, sobre todo cuando ellos no entienden qué es lo que te ocurre, pero debes hacerte respetar. La distancia siempre será la mejor opción", finaliza Congost.