Cada vez perdemos más audición: la excesiva exposición a ruidos intensos es la principal causa del aumento de la hipoacusia o pérdida auditiva entre la población y cada vez aparece a edades tempranas, según advirtieron los otorrinolaringólogos en el último Congreso Nacional de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cáncer de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). Y es que hasta el 75% de habitantes de grandes ciudades padece algún tipo de sordera.

Especialmente relevante en la población joven, pues según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de mil millones de jóvenes en el mundo corren el riesgo de sufrir pérdida auditiva irreversible debido a prácticas de audición poco seguras. Sin embargo, y según un estudio realizado en España con una muestra de 5.000 jóvenes, de 16 a 35 años, hasta el 70% reconoce que no va a ir al médico a pesar de sufrir problemas auditivos.

Por ejemplo y según exponía este trabajo de 2021, sólo 1 de cada 3 va al médico cuando tiene molestias en el oído y un 60% asegura que no les preocupa su salud auditiva y que lo ven como una dolencia de mayores. Los principales motivos de esto (por los que no prestan atención a su salud auditiva) son: el desconocimiento y falta de concienciación (63%), el hecho de que en la sociedad los problemas auditivos están subestimados (59%), el rechazo y el estigma social (20%) o el tener que llevar audífonos (13%).

Y como todo en salud, una de las claves más importantes es la prevención pues de lo contrario podemos sufrir o aumentar el riesgo de tener ciertas enfermedades. Por ejemplo demencia. Así, un reciente estudio de 400.000 personas -recogidos en el Biobanco de Reino Unido- y publicado en la revista científica 'The Lancet Public Health' revela que "el riesgo de desarrollar demencia es un 42 % mayor en las personas con problemas de audición, pero este aumento del riesgo desaparece en aquellas que utilizan audífonos". Por ello, los autores se reafirman en "la necesidad urgente de introducir audífonos de forma precoz cuando alguien empieza a experimentar problemas auditivos".

Realmente no este hallazgo no nada nuevo: "Desde hace tiempo se sabe que existe una relación clara entre perdida de audición y la demencia", afirma a laSexta.com el Dr. Luis Lassaletta, presidente de la comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cáncer de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).

Igualmente, en declaraciones a SMC España, Tom Dening, catedrático de Investigación sobre la Demencia de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) asegura que el estudio es "importante" ya que "en los últimos años ha habido un gran interés por las condiciones auditivas y su posible contribución al riesgo de desarrollar demencia, y se estima que la audición puede representar alrededor del 8 % del riesgo potencialmente modificable de desarrollar demencia".

En cuanto a los motivos, Dening explica que los autores de este macroestudio sugieren que los audífonos pueden funcionar porque reducen el esfuerzo cognitivo que supone oír o reducen los efectos de la privación sensorial si no se puede oír, dando así menos apoyo a la idea del retraimiento social y el aislamiento que se produce por pérdida de audición.

Demencia y deterioro cognitivo: consecuencias de la pérdida de audición

Según explica Lassaletta a laSexta.com, en la demencia existen muchos factores que no podemos modificar como es la edad, pero existen otros factores que sí son modificables como la hipertensión, la obesidad, la diabetes, el tabaco, la contaminación... y también la audición.

Es cierto que "oír mal contribuye a que las personas tengan antes demencia, pero lo más importante que debemos saber es que restableciendo la audición y controlando los factores de riesgo controlables o modificables, podemos retrasar la aparición de demencia", asegura Lassaletta que ya realizó, junto con otros expertos, en el Hospital Universitario La Paz, un trabajo específico en pacientes con pérdida de audición severa que tenían, en este caso, implantes cocleares y su implicación con el deterioro cognitivo.

Los resultados de este trabajo español mostraron que las personas no sólo mejoraron, lógicamente, su audición sino que el deterioro cognitivo se retrasaba. Por lo que "hay una relación clara: con la mejora de niveles auditivos, existe un retraso del deterioro cognitivo, también de la demencia", sostiene el experto.

Es importante acudir al médico en cuanto que empecemos a oír mal para que podamos mejorar la audición. "No podemos, con audífonos, implantes u otros métodos, restablecer la perdida de audición (que es irreversible) sino aplicar un tratamiento paliativo -como lo llamamos- para conseguir que el paciente oiga mejor, que discrimine mejor y reducir el riesgo de enfermedades que están asociadas a esa pérdida", concluye el doctor.

Y es que las consecuencias de no oír bien son muchas más de las que creemos. No sólo la demencia o el deterioro cognitivo. Sobre todo las personas que empiezan a no oír bien se retraen socialmente, dejan de salir y tienen cierta tendencia a no querer ponerse audífonos y puede experimentar situaciones de ansiedad y depresión. "Por ello, mejorando la audición, podemos mejorar, disminuir el riesgo o evitar todas esas situaciones y enfermedades", concluye el experto.