"A mí me enamoran de Pepe muchísimas cosas. Sobre todo, me enorgullece horrores cuando alguna amiga me dice: 'Qué voz más bonita tiene tu marido. ¿Te importa que llame aunque no te deje mensaje?'. No me importa en absoluto". Así de ilusionada se mostraba María Jiménez ante los medios de comunicación en los primeros años de su relación con Pepe Sancho; un vídeo de hemeroteca que cambia completamente de tono si aplicamos en él la perspectiva del tiempo y la experiencia.

En la grabación que recoge su diario personal de aquella época, la cantante había cambiado completamente de opinión acerca de su marido: "Cada día quiero conocerte menos. Me da pánico cómo eres. Ahora ya se me ha quitado esa venda. Me estabas chupando y robándome toda mi capacidad de amar. Lo veía todo como lo veías tú. Nunca has amado, nunca amarás, porque el amor nace con uno mismo y tú eres una cosa extraña".

La artista sevillana recordaba media vida más tarde en este documental, grabado poco tiempo antes de su muerte, cómo fue su tormentosa historia con el actor, quien la maltrató durante prácticamente toda la relación. "Era muy guapo. Lo tenía todo a su favor. Hasta que lo descubrí, hasta que lo conocí".

"En el 80, nos casamos. Yo estaba muy enamorada. Pero el amor se me fue quitando a base de palizas y de bofetadas y de puñetazos en la cara". Solo dos años después se separaron, pero su relación no acabó ahí de manera definitiva, puesto que volvieron a estar juntos en repetidas ocasiones. "¿Va a haber una tercera boda?", les preguntaban los periodistas a la pareja en aquella década. "Una cuarta boda. Una cuarta. Sí. Yo creo que a nosotros... Me toca a mí. A nosotros lo de la boda... Es que nos gusta", respondía Pepe Sancho sin dejar hablar a su esposa.

"En la esquina de la casa me llamaba por teléfono, llorando, que me quería mucho, que estaba enamorado, que lo perdonara". Ella volvía con él una y otra vez "porque estaba enamorada y tenía fe en que iba a cambiar... y porque te crees lo que te dice un mentiroso".

María se arrepentía de cada minuto que había pasado a su lado. "Me gustaría que viviera para decírselo".

"Pero ya está muerto".