Los Borbones: una familia real
Juan Carlos I, luces y sombras del "rey conseguidor": "Siempre que nos acompaña a los empresarios hacemos negocio"
Juan Carlos I ejerce un papel clave como "embajador" de España en el mundo cuando el país viajaba hacia la modernidad. Una imagen pública que, con los años, ha quedado empañada por investigaciones.

En la década prodigiosa que había comenzado con Mundial de fútbol de 1982 y culminó con la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona, la figura del rey Juan Carlos I adquirió un peso determinante como "promotor marca España" por todo el mundo".
José Manuel García-Margallo, ministro de Asuntos Exteriores entre 2011 y 2016, lo recuerda así en este reportaje emitido esta noche en laSexta: "Era capaz de crear un clima de cordialidad que permitía exponer las cuestiones políticas con mucha más sencillez. Dificultades han sido muchas donde ha sido él quien resolvió los problemas".
Tras esa superficie diplomática se escondieron dinámicas que hoy se observan de forma muy distinta. El periodista Iñaki Gabilondo rememora dos anécdotas reveladoras: "En un viaje, volvimos y el rey paró en Kuwait. En otro, paró en Catar. Las autoridades nos contaron que aquella parada no tenía mucho sentido, pero que iba básicamente a conseguir petróleo para España. El rey no podía dedicarse a hacer operaciones de ese tipo, pero las hacía porque para los príncipes árabes, Suárez era un botones. Al ministro de Exteriores ni lo recibían".
El "conseguidor"
"Facilitó negocios e hizo un papel importante, pero lo que no se sabía es que los facturaba", retrata en este fragmento el periodista y escritor José García Abad. El periodista José María Olmo, por su parte, relata cómo los pagos podían materializarse en "transferencias millonarias de hasta 100 millones de dólares", pero también en "coches, joyas o regalos de gran valor", entregados por empresarios que buscaban la mediación del monarca.
El empresario Arturo Fernández lo resumió así en su día con entusiasmo: "Tenemos al mejor embajador, que es nuestro rey. Siempre que nos acompaña, hacemos negocio".
Los regalos y el veto a una ley
Parte de estos obsequios quedaron registrados en el diario privado de Emilio Alonso Manglano, director de los servicios secretos del Estado. Según el periodista Juan Fernández-Miranda, "en 1989, el rey confesó a Manglano que Hussein de Jordania le había regalado un palacio en Lanzarote, el Palacio de la Mareta, y quería cederlo a Patrimonio Nacional. A cambio, pedía facilidades para conseguir un barco nuevo".
Ante esta situación, altos cargos del Gobierno de Felipe González plantearon la necesidad de regular los regalos a cargos públicos. Pero, según cuenta José García Abad, "el rey dijo: 'Ni hablar'. "Fue el único momento en que vetó una ley".
La regulación no llegaría hasta 2015, cuando Felipe VI prohibió que la Familia Real aceptara regalos de alto valor o dinero.
Olmo, por su parte, señala que la relación del monarca con el dinero llegó a extremos sorprendentes: "Tenía tanta necesidad de dinero que estableció un sistema en Zarzuela por el cual todos los regalos de la Casa Real eran empeñados o vendidos a empresarios para convertirlos en dinero líquido. Surtía así de fondos a todos los miembros de la familia. Esto ocurrió durante años".
¿Sabían los presidentes del Gobierno?
José García Abad asegura que "es difícil" pensar que los presidentes del Gobierno no tuvieran noticia de estos "chanchullos": "Suárez lo sabía, también Calvo Sotelo, Felipe González y Aznar. Me decía un amigo: 'Aznar sabe los negocietes del rey, y el rey sabe que Aznar lo sabe' y, de hecho, el desprecio de Aznar hacia él era tremendo".
José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno, sin embargo, ofrece una versión distinta: "Nunca tuve ninguna prueba ni nadie me comunicó un hecho fehaciente de comportamientos irregulares del rey. Ante los rumores, planteé investigar qué sucedía".
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