No está regulado qué hacer con los regalos que reciben los miembros de la familia real. Los últimos, dos Ferrari que un jeque emiratí regaló a don Juan Carlos, que hoy pertenecen a Patrimonio Nacional. En la práctica, dicen desde Zarzuela, todo va a parar allí.
Otro regalo sonado fue el yate 'Fortuna', donado por un grupo de empresarios a la familia y, cuando el Rey renunció a usarlo, el Gobierno se lo devolvió y acabaron vendiéndolo.
Pero, desde la proclamación de Felipe VI y su compromiso con la transparencia, la casa del rey trabaja en un nuevo régimen jurídico que ponga orden y regule qué hacer con los regalos. Se prevé que esté listo un código de conducta para finales de este año.
En otros países ya está regulada la gestión de los regalos. La monarquía británica publica anualmente los regalos que recibe y su procedencia. En EEUU, los Obama tienen, por ley, un margen muy pequeño. No pueden aceptar regalos que superen los 20 euros. En el mismo sentido, aunque con algo más de presupuesto, el presidente de la República Francesa no puede aceptar ningún obsequio que valga más de 150 euros.