Margaret Morgan, investigadora, recibió un papel "con el nombre y el número de teléfono de un testigo que dice que vio a Antonio Anglés". "Fue increíblemente asombroso. Jerry McDonald es una persona de cierta edad, discreta y honesta, muy respetado en el puerto. Todas las personas con las que he hablado le tienen gran aprecio, y fue muy creíble. Contó la historia como la vio. Sin florituras, y le creí", señala Morgan.

Por su parte, Gerry McDonell, estibador del puerto de Dublín, cuenta cómo ocurrió todo, hace 31 años: "Yo trabajaba en el muelle, y aquel día fue normal. Yo estaba a punto de irme a casa, pero me dijeron que volviera, que había un polizón, y tenía que echar un vistazo en el muelle. La Policía iba a detenerlo, por lo que fui", recuerda, a lo que añade que "cuando los agentes estaban subiendo al barco, un hombre salió por la proa".

En ese momento, según cuenta, "fue cuando el hombre también pasó por encima de la baranda a la parte de atrás y se marchó por el camino". "No es un tramo largo. Serán seis metros hasta los contenedores. Caminaba normal, como si nada, sin prisa No miraba alrededor, no tenía miedo. Ni siquiera me miró y por ahí se fue, entre los contenedores", indica, tras lo que reconoce que solo pensó que "era un polizón que probablemente estaba buscando una vida mejor".

Y eso fue todo, hasta que por la noche se presentó la Policía en su casa. "Les dije lo mismo que os he contado a vosotros, y después no volví a saber nada más hasta ahora. Si hubiera sabido lo que había hecho, todo habría cambiado. Estoy seguro de que las cosas no habrían sido igual porque habría intentado coger al hombre o hubiera llamado a la Policía, pero parecía un polizón sin más. No lo puedo olvidar. Está impreso en mi cerebro y no me va a dejar nunca", lamenta.