Patricia Garralda, madre divorciada con dos hijos, vio cómo su cuenta bancaria pasaba de 24.000 euros a 17 euros solo con un mail y una llamada de teléfono. "Recibí un mail avisándome de que un dispositivo no habitual había entrado en la app de mi banco. Yo llamé al banco y la llamada falló y entró casi a la vez una llamada que ponía ING, y se presentaron como el Departamento de Ciberseguridad, y a todas luces era el banco", recuerda la mujer.

En este sentido, Patricia destaca que "usaban términos bancarios y sabían todo" sobre ella: "DNI, nombre completo, el número de cuenta, e incluso sabían datos históricos que solo podía manejar el banco". "Así, en la misma llamada me condujeron a comprobar que efectivamente había entrado un dispositivo no habitual en mi aplicación", señala, a lo que añade: "los estafadores, que yo no sabía que eran, me pidieron desvincular mi móvil de la aplicación y desinstalármela, y en media hora tuvieron acceso a mi cuenta".

Al estar ella desvinculada, "pudieron hacer desde dentro lo que quisieron". "Ellos operaron libremente. Hubo 15 movimientos, de 6.000 euros, 2.000 y de hasta 8.000 euros, y yo pasé a tener 17 euros en la cuenta con el gas, la luz y el comedor de mi hijo todavía pendiente de pago", expresa.