"Estaba en una compañía de esquiadores de Estella, y era muy feliz", comenta Fernando San Agustín, que en aquellos momentos, casi sin darse cuenta, estaba a punto de dar el salto al recién creado servicio de inteligencia español. Una situación similar a la de su colega Jamie Rocha, para el que todo comenzó con una invitación de unos compañeros "a una cerveza que digo envenenada" en un hotel de Cádiz.
Los dos exagentes secretos explican cómo fueron reclutados y, en el caso de Fernando San Agustín, el papel que jugó el teniente coronel Casinello, líder del espionaje español y señalado por el juez Garzón en los GAL, en su entrada en el mundo del espionaje. Además el propio San Agustín también recuerda cómo fue su primera misión, por la que además terminó en prisión.
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