Lo que en un primer momento pareció una explosión en el municipio gipuzkoano de Oriofue realmente un asesinato machista. Un hombre asesinó a su expareja con una escopeta recortada y luego se suicidó.

Sin embargo, la propia Ertzaintza hablaba de una explosión en un primer momento. Lo cierto es que el arma estaba en una bolsa dentro de una caja. Se creyó que era una explosión porque el arma no fue encontrada hasta que se dio la vuelta al cuerpo del hombre para ver qué heridas presentaba.

El asesino tenía una licencia de armas que le habilitaba a tener ese tipo de armas, siempre que no estuvieran manipuladas. Sin embargo, el arma del crimen fue modificada y, tal y como explica Manuel Marlasca, ahí se encuentra la explicación a por qué se confundió el disparo con una explosión.

El cañón de la escopeta había sido recortado. "Un cañón que no está recortado hace que la bala salga de forma recta hacia el objetivo, mientras que los cartuchos de perdigones se disgregan al final de la trayectoria. Si recorto el cañón, todos los perdigones salen desde el principio disgregados, por lo que se llevan a corta distancia lo que haya. Son capaces de hacer desaparecer una cabeza o cualquier otra parte del cuerpo a poca distancia", ha señalado.