Sin mirarse entre ellos y pasando constantemente notas a sus abogados: ese ha sido el comportamiento de Rosa Peral y Albert López en un juicio en el que han tenido que escuchar a testigos que poco a poco han ido apuntalando la versión del fiscal de que los dos premeditaron el crimen de Pedro Rodríguez y lo llevaron a cabo juntos.

El comportamiento de ambos tras la muerte de Pedro Rodríguez es lo primero que llamó la atención de los investigadores. Desde el primer momento Rosa les dijo a todos que la víctima se había ido tras una discusión. Sin embargo, Albert se quedó a dormir varias noches en casa de Rosa justo después del crimen.

"Si se va el dos de mayo, teóricamente el tres de mayo debería volver, ¿cómo es que Albert se queda a dormir? Eso es lo que nos hizo sospechar", ha explicado uno de los mossos en el juicio. Un error crucial tratándose de dos policías, que al día siguiente posaban con muecas en la foto de una comida de trabajo.

En sus movimientos de esa noche está una de las pruebas claves en su contra: "Albert, sobre las dos de la madrugada, sale de la zona de Badalona y sobre las tres llega a Cubelles. Allí está el teléfono de Rosa, el de Pedro y el de Albert", ha explicado el jefe de homicidios de los mossos.

Habrían previsto que los investigadores seguirían el rastro de los teléfonos de los tres. Pero, "al día siguiente, al día dos, los teléfonos de Rosa y Pedro se desplazan por Sitges", ha explicado el mosso, que ha asegurado que eso les hizo pensar que Rosa llevaba el teléfono de Pedro encima.

Después, el móvil viaja hasta la zona donde vive el exmarido de Rosa, supuestamente para incriminarle. Desde ese teléfono se envían mensajes, cuando Pedro supuestamente ya había fallecido. El teléfono fue finalmente encontrado en el armario de Rosa, y los mossos no encontraron a nadie que pudiera dar testigo de la presencia de Pedro ese día.

Uno de los testimonios más sorprendentes es el de la madrastra de las hijas de Rosa Peral. Aseguró que una de ellas vio a su madre manchada de sangre aquella noche y que trasladaba a Pedro escaleras abajo "como un robot".

Declaraciones que han ido acorralando a los examantes, aunque por el momento se desconoce el grado de participación de cada uno en los hechos. Sin embargo, para el fiscal no existen dudas de que ambos son culpables.