Maltrato infantil
Bea de Vicente, sobre 'la casa de los horrores' de Oviedo: "Hay un delirio relacionado con el COVID-19, los niños fueron encerrados a cal y canto"
Lo importante La abogada Bea de Vicente analiza el caso de los menores encerrados por sus padres. Una de las hipótesis que se investigan es que los progenitores tuvieran un delirio u obsesión tras la pandemia de COVID-19. No podían salir a la calle y "estaban obsesionados, por ejemplo, con que los niños llevaran siempre puesta la mascarilla".

Resumen IA supervisado
Este miércoles, dos niños de 8 y 10 años fueron liberados tras pasar cuatro años encerrados en su casa de Oviedo por sus padres, desde octubre de 2021. Durante este tiempo, vivieron en condiciones deplorables, rodeados de basura, usando mascarillas y pañales, y sin contacto con el exterior. Los padres han sido detenidos y enfrentan prisión provisional. La abogada Bea de Vicente sugiere que los progenitores podrían haber desarrollado un delirio relacionado con la pandemia de COVID-19, obsesionándose con la seguridad de los niños. Aunque el encierro y el maltrato dejarán secuelas, los menores tienen la capacidad de rehacer sus vidas con una integración paulatina en la sociedad. La investigación continúa para esclarecer los motivos del cautiverio.
* Resumen supervisado por periodistas.
Este miércoles han sido liberados dos niños que llevaban encerrados en Oviedo, en casa de sus padres, los últimos cuatro años. Concretamente, desde octubre de 2021, después de que el mundo viviera la pandemia de COVID-19.
Los menores, que tienen entre 8 y 10 años, han vivido todo este tiempo en un verdadero infierno, entre basuras, con dos o tres mascarillas puestas y durmiendo en cunas pese a su edad. Además, todavía llevaban pañales y tenían prohibido cualquier tipo de contacto con el exterior, por lo que los vecinos desconocían lo que estaban viviendo los pequeños.
Por el momento, ambos progenitores han sido detenidos y ya se ha decretado para ellos prisión provisional, comunicada y sin fianza por parte de la jueza del juzgado número tres de Oviedo.
La abogada Bea de Vicente ha analizado el caso de 'la casa de los horrores' en Más Vale Tarde y ha explicado que, una de las hipótesis que se investigan es que los progenitores tuvieran un delirio u obsesión tras la pandemia de COVID-19. No podían salir a la calle y "estaban obsesionados, por ejemplo, con que los niños llevaran siempre puesta la mascarilla".
"Creo que aquí hay un delirio relacionado con el COVID-19. Parece ser que los niños son encerrados a cal y canto, porque hablamos de un caso de cautiverio y maltrato, desde el año 2021", desde octubre de ese año. A partir de ahí, "podrían haber desarrollado un pensamiento delirante", ha explicado la abogada.
"Es como si ese encierro que tuvimos durante la pandemia, ellos lo hubieran prolongado" con su obsesión por la enfermedad. Aunque esto solo sería una hipótesis, pues hace falta que la investigación continúe y, en su caso, lo corrobore.

El futuro de estos menores encerrados
En el momento en el que se produce el encierro, por parte de sus padres, estos niños tenían 4 y 6 años. Preguntada por el futuro de los pequeños, Bea de Vicente ha explicado que "los niños tienen una capacidad enorme para rehacer sus vidas. Pueden volver a ser felices y recuperar la normalidad". Aunque hay que destacar que este encierro y maltrato "no se olvida y te marca de por vida" pues, los menores "ya están en una edad en la que pueden generar recuerdos".
Ahora, la integración de estos menores en la vida normal y en la sociedad tiene que ser muy paulatina para evitar más secuelas, pues hay que recordar que no estaban ni escolarizados.
Aunque todo empezó con la denuncia de una vecina, que aseguraba oír a niños, pero nunca los había visto. Según los agentes que han conseguido liberar a los menores, parece que estos niños de 8 y 10 años desconocían cómo era la vida fuera de su casa. Hasta se mostraron sorprendidos con el tacto de algo tan normal como el césped o al ver a un caracol.
De Vicente ha recordado otro caso similar, el de la familia Turpin que en 2018, en California, se descubrió que tenían 12 hijos confinados durante una década, mientras y ellos llevaban una vida completamente normal.