Corrupción en serie

Recalificaciones, mordidas millonarias y pelotazos: la historia negra de la construcción en España

Las consecuencias Durante veinte años, la corrupción en urbanismo ha permitido que políticos y empresarios manipulen recalificaciones y contratos públicos para enriquecerse ilícitamente, dejando a la sociedad con proyectos paralizados, sobrecostes y un sistema de impunidad casi intacto.

Recalificaciones, mordidas millonarias y pelotazos: la historia negra de la construcción en España

Recalificaciones, mordidas millonarias, adjudicaciones a dedo y sobrecostes disparatados. La historia de la corrupción en España tiene una constante: la obra pública. Desde Marbella (Málaga) hasta Torredembarra (Tarragona), desde el 'caso Gürtel' hasta el 3%, los escándalos cambian de nombre, pero comparten un patrón inmutable.

En las últimas décadas, los contratos públicos han sido el epicentro de las grandes tramas corruptas que han sacudido el país. Se estima que entre los años 2000 y 2020 se registraron 3.743 casos de corrupción política, y solo en 2024, 108 personas fueron procesadas en 35 procedimientos judiciales.

Uno de los casos más emblemáticos sigue siendo la 'trama Gürtel', donde empresarios reconocieron haber pagado comisiones ilegales de hasta 25 millones de euros a cambio de contratos amañados en localidades madrileñas como Pozuelo de Alarcón, Majadahonda, Boadilla del Monte o en la Comunitat Valenciana. Pero el mayor pelotazo ocurrió en Arganda del Rey (Madrid), donde una constructora compró terrenos que luego fueron recalificados, disparando su valor y permitiendo la construcción de miles de viviendas. A día de hoy, esas obras aún no se han terminado.

El patrón se repite. En Cataluña, el caso del 3% —que llegó a ser el 4% y hasta el 5%— destapó una red de comisiones ilegales cobradas por Convergència Democràtica a cambio de adjudicaciones de obra pública. La sentencia del caso Palau confirmó el saqueo: 23 millones de euros desviados. El origen, tan prosaico como habitual: solares públicos convertidos en minas de oro por arte de la recalificación urbanística. Como ocurrió en Torredembarra, donde un parking municipal acabó con un sobrecoste de más de medio millón de euros.

Más al sur, Marbellafue la cuna del urbanismo descontrolado bajo el paraguas del gilismo. El 'caso Malaya', que explotó en plena fiebre inmobiliaria de los años 90, dejó un rastro de comisiones millonarias, blanqueo de capitales y lujos obscenos. Los condenados llegaron a acumular más de 2.000 millones de euros. En sus mansiones, algunos colocaban cuadros de Sorolla en los baños.

Frente a esta repetición sistemática del saqueo, la gran pregunta sigue en el aire: ¿Qué hacemos para evitar otro caso? Porque mientras cada metro cuadrado de suelo público pueda convertirse en moneda de cambio entre políticos, empresarios y comisionistas, la corrupción seguirá construyéndose ladrillo a ladrillo.