El vídeo de la conspiración
Más allá del video: cómo Estados Unidos y Venezuela usan el ataque a un supuesto barco narco como estrategia
¿Por qué es importante? EEUU asegura que el ataque fue contra un barco narco venezolano y muestra las imágenes como prueba, mientras Venezuela cuestiona su veracidad y recurre a una IA que da respuestas contradictorias, convirtiendo el video en un tablero de estrategia geopolítica.

Un video que muestra un barco explotando en alta mar ha puesto a Estados Unidos y Venezuela en medio de un juego de estrategia y desconfianza. EEUU asegrua que se trata de un barco narco venezolano y presenta las imágenes como prueba de su ataque. Venezuela, por su parte, dice no tener información sobre el incidente y sugiere que el video podría ser un montaje de inteligencia artificial.
Para reforzar su versión, Venezuela ha consultado a Gemini, la inteligencia artificial de Google. La IA emitió un veredicto claro: el video parecía falso. Señalaba que la explosión se veía poco realista, que el agua no se movía como debería y que tras la detonación no había alteraciones en el oleaje. Una conclusión que les gustó… hasta que, unas horas después, Gemini cambió de opinión y dijo exactamente lo contrario. Moraleja: por ahora, la IA no es fiable para desenmascarar videos de conspiración.
Más allá del video, la situación tiene estrategia detrás. ¿EEUU muestra algo que quizá no pasó para presionar o justificar futuras acciones? No sería la primera vez: en 1898, la explosión de un barco estadounidense sirvió como pretexto para declarar la guerra a España y quedarse con Cuba, aunque no había pruebas claras de culpabilidad española.
Venezuela, por su parte, podría saber que el ataque fue real pero decidir ignorarlo públicamente, una táctica usada a lo largo de la historia para evitar escaladas: Irán frente a Israel, Turquía frente a los kurdos, o Kennedy durante la crisis de los misiles con la URSS.
Al final, EEUU y Venezuela juegan su partida: uno muestra lo que le conviene, el otro cuestiona lo que le conviene. Y el video, que debía ser prueba irrefutable, se convierte en un tablero más de estrategia, donde lo real y lo posible se mezclan y nadie puede asegurarlo al 100 %.