El impacto de la película 'Barbie' es un réplica de lo que lleva más de 60 años pasando con la muñeca: en el mundo se vende una Barbie cada tres segundos. Hay más de 1.000 millones de muñecas repartidas en 150 países. ¿Por qué Barbie ha revolucionado el mundo de las muñecas?
Antes de su existencia, la mayoría de los juguetes dirigidos a las niñas eran muñecos bebés. Es decir, incitaban a la maternidad y la crianza y perpetuaban la idea de que el futuro de las chicas estaba en casa, cuidando del hogar y de los hijos. Pero llegó Barbie, que era una muñeca adulta y no había que cuidarla, sino jugar con ella. Eso era muy bueno para que las niñas tuviesen otro lugar.
Además de eso, está el mundo laboral: Barbie siempre ha sido una muñeca con profesión. En 1968, Barbie fue astronauta cuando solo una mujer había ido al espacio. A principios de los 70, fue cirujana en un momento en el que solo el 9% de los médicos eran mujeres. En los 80, fue directora ejecutiva, ingeniera, científica y hasta presidenta de los Estados Unidos. Eso hacía que las niñas pudiesen ir más allá de las convenciones sociales de los trabajos 'para chicas'.
Pero no todo lo que Barbie nos ha transmitido ha sido bueno, ni mucho menos. La muñeca representa un canon de belleza inalcanzable. Con unas medidas de 91-46-84, que solo tiene una de cada 100.000 mujeres en el mundo. colas No representa un cuerpo real a pesar de que se adaptó en los 70, cuando se le quitó pecho y se le añadió cadera a la muñeca actual. A finales de los 90, se le amplió la cintura. Ahora, hay Barbies con más talla, pero se las llama 'Barbies curvy', por lo que la Barbie original sigue igual: delgada.
La raza ha sido otro de los problemas, a pesar que a finales de los 60 Barbie ya tenía su versión su negra y de que durante los 80 había Barbies de distintas razas. Durante muchos años, esas Barbies se crearon utilizando el mismo molde que las muñecas caucásicas. Eran muñecas 'de segunda' y tampoco correspondían a su realidad. Las muñecas que han salido después de Barbie siguen teniendo los mismos problemas, pero incrementados: muchas de ellas hipersexualizadas y sin oficio ni beneficio, mientras que Barbie ha ido adaptándose a otras realidades.
No es el único
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