Prende la mecha política

Del "flotador del PSOE" a los ultimátums: Junts convierte la palabra en su arma política contra Sánchez

El contexto Junts se desmarca del Gobierno y cierra la etapa de reuniones en Suiza. Puigdemont pasa al ataque y convierte el discurso en su herramienta principal, con mensajes cada vez más duros y una estrategia basada en la presión y la desconfianza.

Del "flotador del PSOE" a los ultimátums: Junts convierte la palabra en su arma política contra Sánchez

Junts ha roto este lunes con el Gobierno de Pedro Sánchez. Se acabó —dicen— la etapa del "negociador salvadoreño", se acabaron las reuniones en Suiza (han sido 19 en total) y se acabaron también los Presupuestos.

El partido de Carles Puigdemont quiere ahora que sus bases ratifiquen la ruptura. ¿Cómo será la pregunta? Si sigue el estilo habitual, probablemente con la respuesta ya incluida. Cuando se trataba de bloquear la investidura de Sánchez, preguntaron si debían hacerlo: querían un "sí" y salió "sí". Cuando se trató de apoyarla, querían otro "sí" y volvió a salir "sí". Ahora, si la pregunta es si deben romper con el PSOE, nadie duda de cuál será el resultado.

"Vamos a la oposición", ha asegurado Puigdemont. Aunque, en la práctica, Junts ya actuaba como tal. En el Congreso, el grupo ha votado en contra de la reducción de la jornada laboral, de la revalorización de las pensiones, del decreto antiapagones… y de siete de las diez iniciativas del Gobierno que han caído en esta legislatura.

Por oposición, incluso votaron en contra —en primera vuelta— de la ley de amnistía que ellos mismos exigían.

La retórica de la inflamación

Si algo define la política de Junts, es su retórica: la de la inflamación. Un discurso que busca siempre la tensión, la épica y el incendio. Palabras grandes, frases que prenden fuego.

Ahí está una de las más sonadas: "Sánchez va a mear sangre".La frase, filtrada desde el entorno de Puigdemont en 2023, no fue una anécdota. Era un mensaje. Un aviso directo al Gobierno de hasta dónde estaban dispuestos a llegar.

Y poco después, el líder de Junts insistía: "Cataluña no puede ser el flotador del PSOE".La advertencia era clara: no querían ser vistos como un socio, sino como una amenaza.

Desde entonces, la desconfianza ha sido el hilo conductor. Puigdemont repite que "Sánchez no es de fiar", y en el partido recuerdan que sus votos "no son un cheque en blanco". La portavoz, Miriam Nogueras, lo resumía con una frase seca y calculada: "El momento de los ultimátums ha terminado y el PSOE no lo ha sabido aprovechar."

Junts ha pasado de socio necesario a opositor declarado. Y lo ha hecho con un estilo propio: mensajes breves, advertencias constantes y un tono que nunca baja.

Esa retórica inflamable, la del desafío y la grandilocuencia, ha acabado convirtiéndose en su seña de identidad. Tanto, que Junts ha terminado hablando más de sí mismo que de Cataluña.

*Sigue a laSexta en Google. Toda la actualidad y el mejor contenido aquí.