Juego de poder

Por qué Estados Unidos, Rusia y Corea del Sur presumen de sus 'armas de terror' y qué significa para el mundo

Los detalles Gigantes de acero, misiles que vuelan durante horas y advertencias muy claras: EEUU, Rusia y Corea del Sur presumen de sus armas más potentes para que todo el mundo sepa quién manda… y quién debería pensárselo dos veces antes de provocar.

Por qué Estados Unidos, Rusia y Corea del Sur presumen de sus 'armas de terror' y qué significa para el mundo

Si esto fuera una película, serían los villanos enseñando el botón rojo: gigantes de acero y misiles que suenan a ciencia ficción, pero son reales. Estados Unidos, Rusia y Corea del Sur han puesto sobre la mesa ejemplos brutales de poder militar —no para usar mañana, sino para que el resto del mundo no se atreva a hacerlo.

Empecemos por el Gerald Ford, el portaaviones estrella de EEUU. Según cuentan, es lo más moderno y potente que hay en el agua. Trump lo envía al Caribe como quien mueve ficha en un tablero: un mensaje claro de fuerza. Es un barco pensado para estar operativo muchísimo tiempo, con capacidad para miles de soldados y más aviones a bordo que los que hay en cierto país sudamericano. Es básicamente una base aérea y un ejército flotante vestido con casco naval.

Mostrar músculo no es nuevo: es disuasión pura. Rusia y Corea del Sur han hecho lo propio últimamente, cada uno a su manera, y cada movimiento viene acompañado de mucho ruido mediático.

Rusia, por ejemplo, presentó el Burevesnik: un misil de crucero que, según Moscú, podría volar indefinidamente gracias a un reactor nuclear a bordo. Lo describen como capaz de recorrer distancias enormes en largas horas de vuelo —la idea aquí no es tácticas de guerra convencionales, sino enviar un mensaje brutal: podemos alcanzar cualquier rincón si la cosa escala. Es lo que en jerga militar se llama arma de "tercer ataque": solo pensada para el peor de los escenarios, el intercambio nuclear total. Una arma para no usar… y para asustar.

En Corea del Sur la respuesta es diferente: no desarrollan armas nucleares propias, pero no quieren quedarse indefensas. Por eso han presentado lo que llaman un "misil monstruo", una arma diseñada para destruir búnkeres y fortificaciones blindadas. La lógica es simple y directa: si alguien te amenaza con bombas nucleares, le dices —con otra pieza de poderío convencional— que no habrá refugio donde esconderse. Y de paso mandas un recado a aliados regionales de Corea del Norte: ojo.

Al final, todo esto son armas de disuasión y espectáculo. No es tanto que los gobiernos quieran disparar mañana, sino que quieren que sus rivales sepan que pueden —y que el coste sería inimaginable—. Es propaganda militar con tecnología de alta gama: mucho ruido, mucha foto, y un mensaje claro al mundo: estamos listos para el peor escenario.

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