Falta de inercia

España se apaga mientras otros países con más renovables ya tienen la solución

¿Por qué es importante?
El apagón revela que mientras otros países han resuelto la inestabilidad con baterías, turbinas síncronas o redes inteligentes, España sigue sin adaptar su sistema eléctrico a la nueva era energética.

España se apaga mientras otros países con más renovables ya tienen la solución

El apagón que afectó a gran parte de España ha dejado al descubierto una vulnerabilidad crítica en nuestro sistema eléctrico, que, según Red Eléctrica, dispone de cajas negras con más información que las de los aviones. Todo está registrado, trazado y rastreable, por lo que las secuencias de comportamiento del sistema deberían ser claras, incluso hasta la fracción de segundo.

Sin embargo, la causa principal apunta a una sobrecarga del sistema, un problema que expertos ya alertan como inevitable si no se actúa rápidamente.

La clave del fallo parece radicar en un concepto repetido por los expertos: inercia. Hoy, las energías renovables representan el 60% de nuestra producción energética, pero tanto la energía eólica como la solar carecen de inercia, lo que significa que, aunque generen gran cantidad de electricidad, no pueden detenerse instantáneamente sin afectar la estabilidad de la red. Este detalle, aparentemente técnico, podría ser la raíz de muchos de los problemas recientes.

Sin embargo, no todo es negativo. A nivel global, países con porcentajes mucho más altos de energías renovables han encontrado soluciones eficaces. Australia, por ejemplo, fue pionera en la integración de sistemas de almacenamiento de energía a gran escala.

En 2017, el gobierno australiano lanzó un desafío a Tesla para instalar la mayor batería del mundo en un plazo de 100 días. Elon Musk cumplió el desafío en tan solo 63 días, creando una infraestructura que no solo estabiliza la red, sino que también está diseñada para funcionar sin recurrir a las tradicionales centrales eléctricas.

Esta apuesta por la tecnología de baterías como solución para la falta de inercia está siendo replicada en otros países, como Irlanda, que ha alcanzado picos de más del 75% de renovables en su red.

Irlanda ha desarrollado un sistema innovador para aportar estabilidad a la red, incluyendo gigantescos condensadores sín-cronos, enormes turbinas que actúan como volantes de inercia sin generar electricidad. Este modelo, ejemplificado por el Money Point, incluye el volante de inercia más grande del mundo y promete revolucionar el mercado energético.

Por su parte, el Reino Unido ha dado un paso más con el desarrollo del Grid Forming, un software que genera la tensión necesaria para la red, reemplazando así el tradicional seguimiento de la red eléctrica.

Este avance está ya en marcha en Escocia, y podría ser el catalizador para una transformación radical del sistema energético, asegurando la estabilidad de la red sin los métodos tradicionales.

No obstante, la conectividad con Europa sigue siendo un recurso valioso para algunos países como Dinamarca, que, con más del 80% de su energía proveniente de la eólica, cuenta con la capacidad de importar energía de Alemania, Suecia o Noruega en caso de fallo en su red.

El reto de integrar las energías renovables en la red eléctrica es claro: exige un diseño y una gestión mucho más compleja, y una inversión masiva en tecnología. El apagón debería servir como una llamada de atención para que España inicie el camino hacia una transformación del sistema, que no solo se limite a la adopción de energías renovables, sino que también garantice la estabilidad y la fiabilidad que la infraestructura actual no puede ofrecer por sí sola.