Carta blanca para atacar

La disuasión por la vía de la acción: el nuevo modelo de Estados Unidos para enfrentar amenazas globales

El contexto El ataque de EEUU a un barco de drogas procedente de Venezuela demuestra que la disuasión ya no se limita a palabras ni exhibiciones militares, sino que se ejerce con hechos concretos y visuales que impactan a criminales y gobiernos por igual.

La disuasión por la vía de la acción: el nuevo modelo de Estados Unidos para enfrentar amenazas globales

Lo que hasta hace poco parecía una escena sacada de Hollywood —como en la película 'Peligro Inminente'— se ha convertido en una realidad geopolítica: Estados Unidos ha llevado la disuasión un paso más allá, transformándola en acción directa.

En las últimas horas, un dron estadounidense atacó una embarcación sospechosa de tráfico de drogas frente a las costas venezolanas, matando a 11 presuntos narcotraficantes. Trump lo celebró públicamente, calificando el ataque como un "mensaje claro" para todos los grupos criminales que amenacen al país.

Este episodio marca un cambio de modelo en la manera en que Estados Unidos proyecta poder. Tradicionalmente, la disuasión se ha basado en la amenaza visible: un desfile militar, la exhibición de arsenal nuclear, o maniobras estratégicas. China, por ejemplo, te intimida mostrando sus misiles en un desfile; Estados Unidos, hasta ahora, se había limitado a sanciones y advertencias diplomáticas. Ahora, en cambio, la administración Trump introduce un concepto distinto: disuadir con acción.

La operación con dron es un ejemplo paradigmático. Una embarcación cargada de gasolina explotó tras el impacto, dejando imágenes impactantes que funcionan como un aviso directo y visual: no se trata solo de intimidar, sino de mostrar las consecuencias concretas de desafiar a Estados Unidos. Es una forma de disuasión que combina precisión tecnológica, impacto mediático y mensaje político.

El término clave en esta estrategia es 'narcoterroristas'. Trump lo ha adoptado con un propósito específico: calificar a estos criminales como terroristas, otorga al Gobierno estadounidense autoridad para actuar sin autorización previa del Congreso o de tribunales, amparándose en la defensa de la seguridad nacional. Es un precedente legal que se remonta al 11-S y que ahora se aplica a un ámbito distinto, el narcotráfico transnacional.

El ataque fue dirigido por el general de tres estrellas Dan Caine, jefe del Estado Mayor de la Defensa, con experiencia en operaciones contra el Estado Islámico y la infraestructura nuclear de Irán. Bajo su mando, la acción se ejecutó sin advertencias, de forma precisa y letal. Esto refuerza la idea de que la disuasión no se limita a la amenaza: se materializa en hechos concretos.

Este enfoque marca un modelo estratégico innovador: la disuasión por la vía de la acción. No se trata de mostrar poderío pasivamente, sino de combinar amenaza y ejecución, generando un efecto inmediato y visible sobre los actores que podrían desafiar al país. La estrategia busca redefinir la forma en que Estados Unidos enfrenta amenazas internacionales, enviando un mensaje inequívoco a narcotraficantes y gobiernos: desafiar la seguridad nacional tiene consecuencias inmediatas.

El mundo observa ahora cómo esta nueva doctrina impacta en la geopolítica regional y global. Más allá de Venezuela, el mensaje es claro: Estados Unidos ha pasado de la disuasión verbal y visual a la disuasión activa, un modelo que podría cambiar la manera de gestionar amenazas en el siglo XXI.