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Mikel Herrán recuerda el "indecente" retrato de María Antonieta: "Creían que estaba rebelándose contra la monarquía"

El historiador cuenta que la reina decidió romper con su imagen frívola posando para la artista Élisabeth Vigée-LeBrun con una sencilla camisa de muselina. Su estilismo causó un gran revuelo entre sus súbditos.

El historiador cuenta que la reina decidió romper con su imagen frívola posando para la artista Élisabeth Vigée-LeBrun con una sencilla camisa de muselina. Su estilismo causó un gran revuelo entre sus súbditos.

Mikel Herrán visitaba El Intermedio convertido en María Antonieta para hablar sobre algunas de las polémicas sobre retratos de monarcas. "Durante siglos los retratos oficiales tenían como función mostrarte más guapo de lo que eras, eran el Photoshop de la época", indicaba el colaborador.

El historiador, conocido también como PutoMikel, añadía que a algunos monarcas tampoco estaban conformes con que los artistas aplicaran esos 'filtros'. Por ejemplo, Isabel I de Inglaterra "estaba tan obsesionada con controlar su imagen que quiso prohibir los retratos que contuvieran errores y deformidades". La monarca no permitía que sus retratos reflejasen sus arrugas. "Los pintores estaban obligados a pintarla siempre con lo que se llamaba 'máscara de juventud': "Una imagen idealizada y eternamente joven de la cara de la reina".

Isabel I de Inglaterra llegó, incluso, a pedir que destruyeran los retratos en los que salía mal. Esa obsesión con la imagen, como explicaba Mikel, tenía "cierto sentido" ya que "eran una forma de propaganda muy útil para dar una imagen muy concreta del Gobierno y de los reyes".

Pero, como indicaba el historiador, el retrato real más polémico fue uno de María Antonieta. Se consideraba a la reina una persona frívola y derrochadora, por ello decidió remediar esa imagen encargando un retrato a Élisabeth Vigée-LeBrun vestida con un vestido simple, una camisa de muselina, en lo que se llamaba un retrato pastoral para, como explicaba Herrán, mostrarse "como una reina sencilla y campechana".

"Este retrato pastoral tan bucólico provocó un enorme escándalo", afirmaba PutoMikel, ya que lo tacharon de "indecente". "Muchos creyeron que había retratado a la reina en ropa interior", añadía el historiador. A la reina "le echaban en cara que al innovar tanto con este vestido estaba, básicamente, rebelándose contra la monarquía, la tradición y contra el papel que le tocaba como mujer de la realeza".

El rey, finalmente, tuvo que ordenar que se retirase el cuadro y que se pintase otro para restaurar su imagen. La artista, en esa ocasión, pintó a la reina con un vestido de seda que, aunque mostraba mucho más escote, "no les chocó nada". "Pasó a convertirse en su retrato más famoso y uno que asentaba esa imagen de la reina frívola y derrochadora", concluía el historiador.

(*) Desde laSexta.com estamos recuperando los mejores momentos de la hemeroteca de El Intermedio.