Lidia sufrió una agresión sexual por sumisión química hace 3 años. Andrea Ropero ha conversado con esta mujer, que ha decidido preservar su intimidad y que recuerda aquella noche en la que se empezó a encontrar mal y, horas después, recuperó la conciencia "de pie desnuda, al lado de un chico desnudo y en un apartamento que no conocía". "En un primer momento, debido a la confusión y a que estaba drogada, confundí al chico con un compañero mío de trabajo", explica Lidia, que señala que, poco después, durante el viaje en coche hacia su casa "se me apareció la cara del presunto agresor": "No lo conocía".

Esta mujer también cuenta que fue inmediatamente con sus padres a un hospital con moratones y marcas de forcejeo. Los análisis que le realizaron mostraron restos de droga en su organismo, por lo que fue a denunciar. En la comisaría, afirma que "me preguntaron si llevaba sujetador o no o cuánto y qué había bebido, como si la culpa fuera de si iba bebida o no". También señala que su presunto agresor "estuvo detenido una noche", y luego quedó en libertad por falta de pruebas: "No se miraron los móviles ni las cámaras, entonces demostrar que te ha pasado es muy complicado", comenta. Como muestra, explica que "he estado dos años y medio esperando el resultado de ADN". Por todo ello, afirma, "le dije a mi abogada que no quería seguir".

En el vídeo sobre estas líneas, Lidia detalla qué prueba, que actualmente no se realiza por su alto coste, ayudaría a detectar sustancias utilizadas en casos de agresión sexual con sumisión química, habla de las secuelas psicológicas a las que se ha enfrentado y manda un mensaje a las autoridades: "El proceso de investigación, policial y judicial debería ser más rápido y sería de gran ayuda para las víctimas, que ya hacen un esfuerzo para olvidarlo y estar bien".