Encerrados desde 2021

Los padres de los tres niños retenidos en la 'casa de los horrores' de Oviedo huyeron de Alemania por temor a perder su custodia

Las consecuencias
Los menores sufren de estreñimiento y se han hallado excrementos en sus intestinos. Tenían restringido el uso del baño, por eso llevaban pañales y se aguantaban sus necesidades.

La 'casa de los horrores' de OviedoLa 'casa de los horrores' de OviedolaSexta
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Dos gemelos de 8 años y otro niño de 10. Encerrados. Sin poder salir de su casa. De su domicilio. Del lugar en el que vivía, retenidos, por sus padres. Por unos padres a quienes ya se ha retirado la patria potestad. Que tenían a los menores con tres mascarillas. Con pañales. Con dibujos de monstruos y de candados en las cunas donde dormían. Así estaban, así pasaban sus días, los niños de la llamada 'casa de los horrores' de Oviedo.

Algo que les ha dejado secuelas. Secuelas tanto emocionales como físicas. Porque, después de un examen, se les ha detectado tras un primer informe médico de un pediatra un "estreñimiento severo". Además, también han detectado la presencia de "heces en los intestinos". La causa, la restricción para ir al aseo.

Porque no podían ir libremente ni tan siquiera al baño. Tenían un horario, y podían acudir al mismo un número limitado de veces por día. Por ello llevaban pañales. Por eso tenían que aguantarse sus necesidades. Por eso, en ese examen médico, se les ha detectado los problemas anteriormente mencionados.

Llevaban encerrados desde 2021. Llevaban desde 2019 sin ir a una sola consulta médica. Fue en Alemania, hace ya seis años. De un país del que sus padres tuvieron que huir por el temor de que les quitaran su custodia. Todo, por querer educarles a distancia. En Asturias, en Oviedo, desde hace al menos cuatro años, los menores estuvieron totalmente encerrados.

"Fue dantesco, nadie está acostumbrado a ver lo que se vio allí. Los niños hacía tiempo que no salían a la calle, las condiciones eran insalubres a todas luces y lo peor es que ellos lo consideraban normal", explica Juan Ramón Losa, de la Policía Local.

Un búnker con máquinas de ozono

Aislados. En una escena que recuerdan los agentes. En una impactante imagen en cuanto abrieron las puertas del domicilio. La familia, descalza. Su ropa, vieja y sucia. El padre, avergonzado por los agujeros que sus calcetines tenían en dedos y talón. En la casa, además, muchos medicamentos. Algunos de ellos, para el TDA. Y papeles. Mapas del mundo. Material de estudio para las enseñanzas de los niños.

Unos niños que, como describen los agentes en su atestado policial, sentían "miedo". "En cuanto los sacamos, se pusieron a respirar profundamente. Como si no hubieran estado nunca al aire libre", cuenta un investigador que participó en la operación. Van, incluso, más allá: "Cuando iban en el coche policial estaban sorprendidos por todo lo que veían".

Desde el propio césped hasta un simple caracol. Todo les sorprendía. Todo era, para ellos, prácticamente nuevo o incluso totalmente nuevo a tenor de los recuerdos que tuviesen con 3 y 5 años. Los menores, según su madre, tenían "graves patologías". Por ello les hacían llevar tres mascarillas.

Porque es algo que está bajo investigación. Porque se analiza si podían estar obsesionados con las enfermedades. Por ello ese hogar parecía un búnker en el que incluso había máquinas de ozono para purificar el aire. Uno, eso sí, lleno de basura con residuos incluso acumulados en la cama de matrimonio de la pareja.

Un repartidor afirma haber visto a uno de los niños

El padre es el único que salía por esa puerta. El único en traspasar esa barrera infranqueable para los niños. La gran mayoría de veces, para recoger los pedidos de la compra. Era su principal contacto con el exterior. Eran de más de 300 euros, y siempre cargadas de garrafas de agua y de pañales. Demasiado para una sola persona.

Demasiado para la única persona que aparecía en el padrón en ese domicilio. Uno de los repartidores habituales detalla cómo eran las entradas: "Entraba con la furgoneta y me abría la cortina pequeña. Debía dejarle la compra detrás de esa puerta grande. Él tenía cerrado arriba. Subía y bajaba a por lo demás".

"Me decía 'déjamelo aquí'. Bajaba y seguía subiendo. Yo alguna vez subía hasta mitad de la cuesta y alguna vez vi al crío asomado a la ventana. Yo decía... joder, tantos pañales, tendrá a alguien con discapacidad", relata.

Tanto el padre, de 53 años, filósofo y de nacionalidad alemana, como la madre, de 48 años, estadounidense pero también de nacionalidad alemana, han ingresado en el centro penitenciario de Asturias; los menores, en régimen de acogida residencial por el Principado.

¿Qué secuelas psicológicas puede haber dejado en los menores?

Ahora queda por ver cómo les ha afectado el encierro a nivel psicológico. Las secuelas pueden ser, como ha contado Estefanía Igartua Escolar, terapeuta, importantes: "Hay que trabajar con ellos las habilidades sociales. Se han perdido años muy importantes de la edad temprana, en la que debían relacionarse con otros adultos que no fueran sus padres y con otros niños de su edad".

"El haber convivido con heces y en esas condiciones tan negligentes hace que tengan que empezar de cero. Si tienen entre ocho y diez años puede ser que tengan una edad inferior", expresa la psicóloga.