Se cumplen tres años del confinamiento por la pandemia de coronavirus. Pero el 15% de los enfermos aún sufren síntomas. Es lo que se conoce bajo el nombre de COVID persistente. David e Isabelle forman parte de este porcentaje. Se contagiaron en la primera ola. Aún recuerdan el miedo que pasaron aquellos días. "Fueron momentos muy angustiosos porque estuve 53 días de fase aguda. Yo decía, me muero y nadie me atiende, que me vea mi hijo morirme", rememora ante las cámaras. Con la distancia, ese miedo se ha transformado en incertidumbre y temor a que se olviden de ellos. Piden más investigación sobre el COVID persistente, una enfermedad que les impide hacer vida normal.

"El que tiene síntomas de digestivo, a digestivo, pero no como COVID persistente porque le afecta la cronicidad del COVID", denuncia David Rubén Fulgueral. La doctora Eva Cervilla, médica internista del Hospital Gregorio Marañón, asegura que estos pacientes "tienen afectación en su día a día por todos estos síntomas". David enumera algunos de ellos: dolores en las articulaciones, dolores de cabeza y cansancio. Calculan que al menos medio millón de personas lo sufren todavía. El 80% son mujeres.

La cifra va disminuyendo. "Al principio hablábamos de casi un 30% de pacientes afectados por COVID persistente y ahora ha disminuido bastante hasta un 10 o incluso menos", cifra, la doctora Cristina Ausín, médica internista del Hospital Gregorio Marañón. También han disminuido los síntomas. En las primeras olas el COVID agudo era más grave y el persistente más agudo, recuerda Cervilla. "Pero ahora casi ningún paciente se deriva de últimas olas por COVID persistente, porque las afecciones son más leves", añade.

Los pacientes piden que no se dejen atrás los proyectos de investigación al respecto. "El hecho de que no tenga una solución inmediata, no puede servir para que nos digan 'sé que estás enfermo, no tengo soluciones pero te doy de alta", denuncia Isabelle. Quieren que sus síntomas desaparezcan y puedan tener de nuevo una vida normal.