La justicia italiana ha archivado definitivamente las ocho denuncias interpuestas por Juana Rivas contra su expareja Francesco Arcuri entre 2016 y 2018 por malos tratos contra los hijos.

Según informa 'El Mundo', el auto apunta a denuncias "inverosímiles" e "inconsistentes" y señala que se han usado los niños como "escudos humanos" con "manipulación materna" y como "envases de angustia". Además apunta que hay ausencia de "pruebas" en las acusaciones.

En la resolución, el juez recoge lo que ya señaló el fiscal: Juana Rivas aportaba certificados médicos "no auténticos" sobre esos presuntos malos tratos. De hecho, señala que la monitorización que realizaron los Servicios Sociales de Carloforte sobre la relación de Arcuri con sus hijos certificó que era un padre "atento a las necesidades de sus hijos".

El juez apunta que resulta extraño que las supuestas agresiones a los niños solo eran comunicados por éstos a la madre y nunca a otras personas. También explica que uno de los hijos narró de forma inconexa al juez los presuntos abusos, lo que los hacía no creíbles: señala el magistrado que lo hizo influenciado directamente por Rivas.

Uno de los puntos clave de la resolución fue el informe de la psicóloga forense Ludovica Iesu, que indicó que Juana Rivas sufría un "funcionamiento mental patológico" con el que podía llegar a causar daños a sus hijos a cambio de un beneficio propio.

El caso de Juana Rivas acaparó la atención de los medios cuando estuvo en paradero desconocido con sus hijos para no entregárselos al padre en Italia, a quien acusaba de malos tratos a los menores y a ella misma. En 2017 se celebraron manifestaciones multitudinarias en España para que se apartara a los niños del padre. Ella finalmente fue condenada a cinco años de cárcel por sustracción de menores.