Este martes han acudido a testificar tres de los cuatro hijos de Valérie Bacot, mujer que se enfrenta a cadena perpetua por asesinar a su padrastro y maltratador después de sufrir más de 20 años de vejaciones, violaciones y malos tratos. Estos han relatado el infierno que sufrieron durante largos años y han apoyado a su madre.

Camille –que no es Camille en realidad, pues los hijos acudieron a testificar bajo nombres ficticios- ha contado algunas de las atrocidades que escuchó de la boca de su padre: "Me acuerdo de que un día le dijo a mi madre: 'Voy a avisar a tus hijos de que te voy a desangrar, tirar, y luego los mataré'".

La propia Camille ha contado que, desde pequeña, el maltratador la metía en su habitación, le acariciaba el pelo y le hacía preguntas sexuales. Cuando cumplió 14 años, la cosa fue mas allá: "Un día me dijo: '¿Cómo estás sexualmente? ¿Tienes ya el periodo?' Yo no entendía lo que me quería decir, pero mi madre me lo explicó: quería prostituirme. Yo no quería acabar como ella", ha rememorado la afectada.

Fue por evitar que Camille sufriera su mismo destino que Valérie decidió actuar: mató a su padrastro y maltratador. Aunque ella ha sostenido que lo hizo por ahorrar a su hija ser violada y prostituida, también ha aseverado que su intención no era acabar con la vida del hombre. Por su parte, Roman, uno de los otros hijos, ha sido muy claro: "Mi madre no es culpable. Ha sufrido mucho durante años. Nadie nos ha ayudado".

Roman recuerda estar jugando y escuchar palizas a diario. Todos los días veían a su madre llorar y cojear. Todos lo han definido como un hombre alcohólico, irascible y violento. Dylan recuerda alguno de estos episodios: "Nos golpeaba sin ningún motivo. Al principio pensé que en todas las familias era así. Obedecíamos sus órdenes, no debíamos pensar".

Cuando se enteraron de lo que había hecho su madre, los hijos actuaron en su favor. Entre Dylan, Roman y la pareja de Camille ocultaron el cadáver en el bosque más cercano. "Nunca tuve un momento de felicidad. Nos tiraba al suelo y nos pegaba", ha declarado Roman, que también ha respondido al juez cuando le han preguntado que por qué no se marcharon.

"¿A dónde íbamos a ir? No teníamos dinero, no teníamos donde ir. Estábamos atrapados", ha insistido el hijo de Valérie. Ahora, con 21 años, Roman se hace cargo de su hermano pequeño. Según él, Valérie no tenía otra salida. Hasta en dos ocasiones fueron a la policía en busca de ayuda, y en todas obtuvieron la misma respuesta: no podían hacer nada por ayudarlos.