Cada español genera, de media, 450 kilos de basura al año, y ocho de cada diez hogares ya colaboran en el primer paso de la cadena de reciclaje (la separación de los residuos).

A pesar de que este sea un dato alentador, finalmente en nuestro país sólo llega a reciclarse el 33,5% de lo que se recoge, y la normativa comunitaria sobre reciclaje en Europa establece que, para 2025, se tienen que reciclar el 55% de los recursos municipales.

Los ciudadanos cumplimos un papel importante para alcanzar estos objetivos, separando en nuestras casas y depositando las basuras en sus correspondientes contenedores. Pero todavía son muchas las voces que aseguran no reciclar y lo justifican con alguno de estos argumentos.

1. No tengo sitio para tener muchos cubos

El reciclaje es una cuestión más de voluntad que de espacio en nuestras cocinas. En casas pequeñas, en las que el argumento de "no tengo sitio para tener tantos cubos" es el más recurrente para evitar reciclar, quizás el esfuerzo deba de ser algo mayor: sacar la basura con más frecuencia si no disponemos de espacio para cubos muy grandes. Además, ¿quién ha dicho que todo haya que meterlo en un cubo?

Cubo de la basura

Aún así, y siendo realistas, el esfuerzo no es tanto cuando se trata de una acción que puede ayudar a preservar nuestro planeta. En 2017 se reciclaron más de 1.400.000 toneladas de envases, lo que supuso un ahorro en emisiones equivalente a las de 400.000 coches durante un año.

2. Para qué separar, si luego lo mezclan todo

Uno de los argumentos más utilizados por aquellas personas que deciden no hacer del reciclaje un hábito es el de que en las plantas de tratamiento de residuos o incluso en los camiones de la basura se mezcla todo.

Esto no es verdad. No sólo no se mezclan sino que se vuelven a separar los residuos Es cierto que el primer paso lo damos los ciudadanos, separando las basuras en nuestros hogares y comercios. Después, las depositamos en los correspondientes contenedores (en España existen 378.272 contenedores amarillos para envases y latas; 212.852 contenedores azules para papel y cartón; y 218.146 para vidrio) y se transportan en camiones hasta los centros de reciclaje.

Allí, se vuelve a hacer una separación más exhaustiva. Lo primero es retirar los materiales que no deberían de ir a reciclar. Con los que sí se reciclan, se separan por tipos para crear con ellos materia prima y dar así a lo que hemos considerado "basura", una segunda vida. ¿Aún no te lo crees?, lo explicamos en el siguiente vídeo.

3. El reciclaje es un negocio

La normativa española obliga a las empresas envasadoras, distribuidoras y grandes superficies a pagar una tasa para financiar la gestión de los envases que producen: los costes derivados de la recogida separada de dichos residuos, su posterior transporte y su tratamiento de acuerdo con los objetivos de gestión de la Unión Europea.

Después, las empresas públicas o privadas que gestionan las basuras, tanto en España como en la mayoría de países de Europa, lo hacen en colaboración con las administraciones públicas y sin ánimo de lucro, tal y como obliga la ley.

4. Prefiero otros sistemas en los que te pagan por reciclar

Otras voces piden que en España se pague por reciclar, poniendo como ejemplo a Alemania. Lo cierto es que en este país existe el impuesto Pfand (depósito en alemán) que se aplica en los establecimientos cada vez que se compra una botella de plástico una lata. Si el consumidor devuelve el envase, recibirá el reembolso de ese suplemento.

Es el sistema de depósito, devolución y retorno, que se aplica también en otros países como Noruega y que sirve de añadido al sistema de reciclaje que llevamos a cabo en España. Pero esto no implica que te paguen por reciclar, sino que es el consumidor el que paga un adelanto que se le acabará recuperando si se reciclan los envases de plástico o metal del agua, los refrescos y las cervezas.

Pagar por reciclar

La mayor desventaja de este sistema es que hay otros muchos tipos de envases que no se reciclan: sprays, bolsas, envases de yogur, cajas de zapatos, cubertería de plástico, etc. Además, un estudio de ESCI y la Universidad Pompeu Fabra concluyó que añadir este sistema comportaría un "incremento en el impacto ambiental sobre el actual sistema actual de reciclado de envases", y que "supondría un mayor coste económico y tendría un impacto social relevante".

5. Si separo yo, quito trabajo

Algunas personas consideran que, en vez de hacer el separado de las basuras en las casas, se deberían de crear puestos de trabajo destinados a ello. Como hemos señalado, ya existen trabajadores que se encargan de hacer un primer "triaje manual" a los residuos que llegan a las plantas de tratamiento, recuperación y reciclado.

No sólo no se quitan puestos de trabajo sino que el sector del reciclaje es uno de los que más empleos verdes genera. Desde los operarios que se encargan de la recogida de los contenedores o el personal que selecciona los materiales, hasta empleos enfocados en la investigación o incluso en la educación. Además, es la misma excusa que ha servido durante años a algunas personas para tirar la basura en las papeleras, un gesto que hoy recogemos como un sencillo acto de civismo.