El error se produjo, según han confirmado fuentes cercanas a la familia, el pasado lunes, cuando el secretario judicial y el cerrajero llegaron al bloque de viviendas para desahuciar a los inquilinos del 1C del número dos de la Avenida de Cádiz.
Sin embargo, llamaron por error al Bajo C, y al ver que nadie abría, rompieron la cerradura, entraron en la vivienda y colocaron una nueva. Los propietarios de esta vivienda son seis hermanos que no residen en Puerto Real y que la usan en las vacaciones.
Una de las hermanas, Josefa Roca, ha contado al Diario de Cádiz que una vecina la llamó para preguntarle si había alguien en la casa, ya que estaba oyendo ruidos dentro.
Tras el aviso, dos de las hermanas acudieron a la vivienda y comprobaron que no sólo habían roto la cerradura, sino que habían sellado su hueco e instalado una nueva. Tras llamar a la puerta y no recibir respuesta, acudieron a la Comisaría de la Policía Nacional, donde les aconsejaron ir al Juzgado porque se trataba de un desahucio.
"No podíamos creer lo que estábamos oyendo, el piso está pagado y estamos al corriente de todos los recibos de IBI, de luz y de agua. Estábamos convencidas de que había sido un error y así nos lo confirmaron en el Juzgado cuando nos presentamos allí con las escrituras del piso", ha explicado Josefa Roca, propietaria del piso.
El error se debe a la distribución del propio edificio, ya que en el descansillo de la planta no hay ningún cartel que indique si es un bajo o una primera planta.
"Es verdad que no está bien señalizado, pero en la puerta de la casa pone bien claro el nombre de mi padre y no el de la persona que iban a desahuciar, por lo menos podría haber preguntado o informarse mejor", aclara Josefa.
Otro gasto más
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