No te lo vas a creer, pero bajar la basura puede convertirse en una ilusión. Como cuando acumulábamos las tapas de los yogures para participar en sorteos, pero con el añadido de mejorar el medio ambiente. No descartes que en casa se "peleen" por echar la bolsa amarilla en el contenedor, si a cambio pueden conseguir un patinete eléctrico o una mochila solar. Y todo a través de una app.
La tecnología está llegando incluso a gestos que hasta ahora permanecían en el espectro analógico, como sacar la basura y separar los residuos en casa para su correcto reciclaje, un gesto que cumplen ocho de cada diez españoles. Reciclos es un proyecto de innovación de Ecoembes, la organización medioambiental que coordina el reciclaje de envases en España, que busca incentivar el reciclaje en la ciudadanía y reconocer el esfuerzo que hacen los ciudadanos por separar los residuos. Y lo está haciendo mediante su aplicación Reciclos.
Una app, una foto, un código QR, y a ganar
Participar es muy sencillo. Se pueden seguir dos vías: por un lado, hay que fotografiar las latas o botellas vacías, de forma que se vea el código de barras o escanear las bolsas amarillas que proporcionan los ayuntamientos participantes; después, al depositarlo en el contenedor (amarillo), hay que escanear el código QR que tiene el mismo. De esta forma, el sistema reconocerá la aportación de esa persona, que acumulará 'Reciclos' (puntos), canjeables por premios, donaciones a ONG o colaboraciones en proyectos de mejora de su barrio. Para ello, hay que haberse registrado en la webapp de Reciclos.
Los puntos acumulados por reciclar se pueden canjear por sorteos o destinar a proyectos solidarios
El proyecto, que acaba de arrancar, funciona por ahora en cuatro puntos de Cataluña: la comarca de Pla de L’Estany, Igualada, Sant Boi y Granollers. La aplicación ha sido desarrollada por el The Circular Lab, el primer centro de innovación sobre economía circular creado en Europa. Como proyecto de innovación que es, según nos cuenta Zacarías Torbado, coordinador de The Circular Lab, el objetivo es primero "ver los resultados" de esta prueba, "ver qué funciona, y qué no", para luego poder llevarlo a otros lugares.
Lo que sí están seguros, a partir de las encuestas iniciales que palparon el sentir de los vecinos y vecinas de la zona, es que existe esta "demanda de formas más atractivas de participación": la ciudadanía quiere ver los resultados de su esfuerzo y eso hace que se sientan "una parte más activa".
Sant Boi, uno de los pioneros
El proyecto arrancó a mediados de junio en Sant Boi de Llobregat, un municipio de algo más de 80.000 habitantes. Se ha instalado en dos barrios que agrupan cerca de la mitad de la población, y todos sus contenedores amarillos cuentan con los códigos QR para que cada persona puede sumar puntos en su app. Para su alcaldesa, la socialista Lluisa Moret, que repite liderando el consistorio tras el 26M, esta iniciativa forma parte de una estrategia global de mejorar la gestión de los residuos y luchar contra el cambio climático.
Y aunque esté "muy asentado" en el municipio este tipo de proyectos, según su alcaldesa, lo difícil es conseguir que la gente convierta un pequeño esfuerzo en un hábito: "Queremos conseguir que los ciudadanos lo integren [el reciclaje] en sus vidas cotidianas, como puede ser limpiarse los dientes o comprar el pan". Para ello, incide Moret, hay estrategias que ayudan a ello: "Todo lo que trabaja en las escuelas invita a los adultos, y todo lo que se vincula con la salud, tira mucho en las familias".
Lo que sea con tal de motivar aperezosos o escépticos del reciclaje. Es importante generar este compromiso, sobre todo si tenemos en cuenta que cada persona genera 450 kilos de basura al año, y que cada vez más lo hace fuera de casa por el estilo de vida. Pero también porque es la obligación de los ayuntamientos. Aunque sea mediante un juego y un sistema de recompensas, los consistorios necesitan que sus vecinos y vecinas reciclen, porque no queda otra, como dice la alcaldesa de Sant Boi: "Se nos exige llegar a unos objetivos, y si no, habrá sanciones".
Además de en estos municipios, Reciclos también se va a probar en entornos fuera del hogar. En dos universidades y un hospital catalanes se instalarán papeleras inteligentes, en las que cualquier persona, siguiente un proceso muy similar al descrito antes, puede obtener 'Reciclos' y optar a los sorteos. Las papeleras tienen pantalla y lanzan mensajes de información. Si alguna persona no utiliza la aplicación del proyecto, los 'Reciclos' irán directamente dirigidos a proyectos sociales (ofrecen la opción de cuáles hay disponibles, para elegir). Una forma de reforzar de forma positiva el gesto ciudadano de separar correctamente los envases.
Además, los proyectos o beneficios asociados siempre tienen relación con cada centro, y si se trata de productos, son siempre "beneficiosos" para el medio ambiente. Por ejemplo, los estudiantes de las universidades citadas pueden optar a sorteos de tarjetas de transporte público. O en los municipios de antes, los vecinos y vecinas que obtengan Reciclos pueden optar a un patinete eléctrico o una mochila solar.
La ciudadanía demanda resultados por su esfuerzo y sentirse "parte activa"
Y aunque el proyecto está en una fase inicial, algunos resultados ya se aprecian. Antes de arrancar de forma oficial, Reciclos se probó en modo piloto en Pla de L'Estany (Girona) los pasados meses de diciembre, enero y febrero. 1.042 familias depositaron en esos tres meses más de cuatro mil bolsas que fueron escaneadas con los códigos QR y cuyos envases, como en todos los cubos amarillos, fueron transportados a las plantas de tratamientoy reciclados para tener una segunda vida.
Muchos o pocos, lo que fue importante es que el crecimiento de usuarios de la app fue progresivo, en esos tres meses, explica Zacarías Torbado: "Empezamos con pocos, pero funcionó muy bien el boca a boca y las presentaciones en las fiestas del barrio". Ese crecimiento fue una de las señales de que el proyecto tenía ganas de seguir creciendo.
Otros proyectos innovadores
Reciclos ha podido salir adelante gracias al trabajo en equipo de The Circular Lab, Ecoembes y la startup catalana Blue Room Innovation. Un total de 25 personas con un objetivo común: que la tecnología mejore los procesos de reciclaje. Pero como centro de innovación, este no es el único proyecto salido de The Circular Lab.
El centro riojano también ha dado a luz a la plataforma SmartWaste, que utiliza la tecnología, la recopilación de información y el análisis de datos para optimizar la gestión local de residuos. La iniciativa, que está en marcha en Logroño, La Rioja, La Palma y Cantabria, ha instalado contenedores inteligentes que recaban información sobre su llenado, peso y estado de descomposición de la basura, y que sirven para detectar posibles mejoras.
Y volviendo a lo cotidiano, la tecnología también nos ayuda a reciclar mejor. En concreto, lo hace un robot, A.I.R-e, un asistente virtual al que podemos consultar cuando no sepamos qué hacer con los residuos, como muestra el vídeo inferior. La tecnología se adapta para que no tengamos excusas para no reciclar, ni siquiera en verano, donde tenemos multitud de opciones para separar los residuos.
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