Para muchos, reciclar es un gesto sencillo y que ya se hace casi de manera automática: consiste en tener varios cubos de basura en los que se separan los residuos, y cuando estos se llenan, se bajan a los correspondientes contenedores. Pero, ¿qué ocurre cuando bajamos a la calle y observamos contenedores desbordados, las calles sucias y con malos olores? Sin duda son indicadores de que algo no va bien.

Por ello nació la plataforma SmartWaste, que desarrolla Ecoembes en colaboración con la empresa Minsait, y que tiene como objetivos principales optimizar la gestión local de residuos, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y fomentar su participación en los procesos de reciclaje. De momento, el proyecto está en marcha en Logroño, La Rioja, La Palma y Cantabria.

El uso de la tecnología, la recopilación de información y el análisis de datos son fundamentales para conseguir mejorar la gestión de basuras, tanto en las administraciones como en los hogares.

Sensores inteligentes, reciclaje eficiente

La tecnología sirve, por ejemplo, para fabricar contenedores inteligentes. Algunos disponen de sensores encargados de avisar cuando están llenos, lo que permite a los encargados de recoger estas basuras crear rutas óptimas y eficientes para ahorrar tiempo y dinero.

Si un contenedor no está lleno, el camión de la basura no pasará por allí. Si por el contrario en una zona los contenedores se llenan muy rápido, irán más camiones para vaciarlos con más frecuencia.

Los contenedores inteligentes tienen sensores encargados de avisar cuando están llenos

Otros integran sensores de temperatura: avisan cuando se calientan mucho y hay riesgo de que la basura comience a desintegrarse (algo que genera inevitablemente malos olores), o incluso cuando un contenedor se incendia. "También existen cubos con sensores de movimiento, que alertan de que el cubo ha sido volcado o tirado al suelo", apunta Fernando Sanz, especialista en Innovación de Ecoembes, la organización que coordina el reciclaje de envases, papel y cartón en España.

En los camiones de la basuras también se ha aplicado la tecnología: incorporan sistemas de pesaje y GPS, lo que permite, según explica Sanz, "conocer el comportamiento ciudadano, cuánto residuo se genera y se recicla en cada barrio". Y en las propias plantas de reciclaje, "se generan datos y puntos de medición para implantar mejoras", cuenta el especialista. Allí se controla cómo entra el residuo y que la empresa separa y clasifica correctamente los residuos antes de tratarlos.

La importancia de los datos para una buena gestión

Mezclando la información que reciben a través de la tecnología, y que permite saber cuánto y cómo se recicla en cada distrito, con información de índole socioeconómica logran hacer más eficiente el sistema.

Así, desde los ayuntamientos y las empresas gestoras de reciclaje saben cómo adaptarse a las necesidades de la ciudadanía: poner más contenedores en las zonas donde la población está más envejecida para que puedan tirar la basura a escasos metros de sus casas, o hacer campañas de concienciación en las zonas en las que se detecta que no se recicla del todo bien.

Y ello supone, además, una ventaja extra: la de una "mayor transparencia entre las empresas operadoras, los ciudadanos y la administración", cuenta el experto.

Las infinitas aplicaciones de la tecnología en el reciclaje

Además de los contenedores inteligentes con sensores que avisan cuando están llenos o se están sobrecalentando, existen otras aplicaciones tecnológicas que se usan en el sistema de reciclaje y en las que trabajan empresas de todo el mundo.

En Londres, contenedores con pantallas LED informan sobre la previsión meteorológica, sobre los valores de la bolsa o sobre el estado del tráfico.

Algunas ciudades catalanas ya usan unos contenedores que incorporan placas solares. Con la energía que generan reducen al 20% el tamaño de las basuras, y consecuentemente la emisión de gases que estas emiten.

Y otro ejemplo, en la ciudad holandesa de Groningen, los ciudadanos, que necesitan el DNI para acceder a los cubos, pagan impuestos sobre basuras en función de los kilos que generan y reciclan.