Dos policías locales de Alcalá de Henares (Madrid) salen a hacer efectiva su nueva forma de identificar a infractores que se dejan excrementos de perro en la calle. Un método que consiste en registrar el ADN de todos los canes del municipio y, al localizar las heces en la calle, analizarlas genéticamente para encontrar a los propietarios. El modus operandi es similar al de los investigadores de las sagas televisivas de 'CSI': lo primero que hacen es recoger una muestra con un bastoncillo del exterior de la caca.

"En esa parte del excremento encontramos la mucosa del recto del animal, donde se encuentran células epiteliales de ADN, que es lo que queremos...", destaca Enrique Periguell, CEO de la empresa ADN Canino, que trabaja implantando este sistema en casi 90 ayuntamientos de toda España.

De hecho, esta muestra de ADN la envían a un laboratorio de esta empresa en Xàtiva (Valencia). Allí cuentan con una base de datos con el ADN de más de 140.000 perros. Con la tecnología con que cuentan, consiguen amplificar y secuenciar el contenido genético de cada resto de heces.

"Todos tenemos como un código de barras que define genéticamente a cada ser vivo y con esta tecnología conseguimos el código de barras de esa caca. Después, con la base de datos hacemos una especie de 'match' entre las muestras coincidentes", detalla Anaïs Tomás, directora y responsable del laboratorio de análisis genético de esta empresa.

Un 'match'que deriva en multa. De hecho, en Alcalá van a empezar a multar. "Las sanciones oscilarán entre 300 y 3.000 euros, dependiendo de la gravedad. No es lo mismo dejarse un excremento en un arenero infantil que en mitad de la acera. O ser reincidente", indica Vicente Pérez, concejal de Medio Ambiente del municipio madrileño.

En Málaga ya tienen experiencia. Llevan más de seis años aplicando este método, han impuesto 3.285 sanciones y tienen casi 50.000 perros registrados. No registrarlo conlleva una sanción de 200 euros. "Tenemos que ser conscientes cada dueño, a mí no me gusta pisar la caca de un perro cuando voy por la calle", subraya la propietaria de dos canes mientras los pasea por una calle malagueña.

En Almussafes, Valencia, ya son los vecinos los que llaman a la Policía si se encuentran una de estas cacas ilegales. "Hemos pasado de 60 a 40 multas anuales. Funcionamos a demanda. Tenemos semanalmente una salida para hacer muestreo. Pero últimamente nos cuesta y estamos contentos de que cuando algunos ciudadanos encuentran estos excrementos, nos llaman para que vengamos y los analicemos", resalta Jaime Wic, concejal de Bienestar Animal de esta localidad valenciana.

Y que todos los esfuerzos son pocos para lo que las mascotas no pueden controlar, lo controlen sus propietarios.