Violencia de género y vicaria

Ni un conflicto de custodia, ni una 'madre manipuladora' que arrebata sus hijos a un 'buen padre': el informe de la Fiscalía italiana contra Arcuri

Sí, pero Aunque este jueves estaba previsto que arrancara el juicio contra el padre de los hijos de Juana Rivas, este ha quedado aplazado hasta el 23 de octubre para encontrar un tutor legal para Daniel.

Francesco Arcuri en el juicio, este jueves.
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Si bien estaba previsto que este jueves arrancara en Italia el juicio contra Francesco Arcuri, expareja de la española Juana Rivas, acusado de maltrato físico y psicológico a sus hijos, este se ha suspendido hasta el próximo 23 de octubre. Un aplazamiento que llega para poder resolver cuestiones procesales referentes a la tutela del menor.

En concreto, la vista en el Tribunal de Cagliari (Cerdeña), que debía centrarse en la admisión de pruebas, se aplazó después de que la Fiscalía, con el apoyo de la defensa de Arcuri, solicitara el nombramiento de un tutor legal para el hijo menor en este proceso penal, al considerar que el designado en el procedimiento civil respecto a la custodia "se ha desentendido", según argumentó la defensa.

"Hay un conflicto de intereses. En Italia existe una figura específica de 'curatore speciale' (como tutor legal). Para nosotros no es oportuno que se le permita [a la acusación] nombrar un abogado, sino que lo haga el Tribunal", explicó el abogado de Arcuri, Enrico Marcello, a la salida de la audiencia en declaraciones que ha recogido la agencia EFE. Por su parte, el letrado de Juana Rivas en Cagliari, Fabio Canna, aseguró que ellos no lo formularon "porque es una instancia de la defensa".

Violencio física, verbal y psicológica

No obstante, este jueves sí se ha podido conocer el tajante escrito del Ministerio Público italiano en el que se recoge que Arcuri propinaba "golpes en la cabeza, bofetadas y golpes en diversas partes del cuerpo, empujándolos contra la pared o tirándolos con fuerza al suelo, colocando sus manos alrededor de sus cuellos hasta el punto de impedirles la respiración".

Además, "los insultaba diciéndoles que eran alimañas repugnantes como su madre, que no valían nada, llamándolos hijos de puta, gilipollas, imbéciles". Violencia verbal de Arcuri, a la que se suman "severos castigos que consistían en encerrarlos en una habitación durante horas". Un tiempo en el que, según la Fiscalía, podía llegar a privarles de comida u obligarles a dormir en el suelo.

Por otro lado, también se le acusa de amenazarlos "con matarlos si denunciaban su comportamiento a alguien, especialmente a su madre". De hecho, en el escrito se recoge que "les acosaba impidiéndoles tener contacto telefónico con su madre o vigilando sus conversaciones". Todo, en el marco en lo que se define como una "gravísima anomalía jurídica y social" que es "tener bajo su control a una de sus principales víctimas y testigos del caso, su hijo pequeño, obligado por el Juzgado de Primera Instancia N.º 3 de Granada a volver a convivir con su presunto maltratador".

Juana tuvo que entregar a Daniel en julio

Precisamente, este juicio ha sido uno de los motivos por los que la defensa de Juana Rivas argumentaba este verano que Daniel no podía ser entregado a su padre tras estar siete meses en España. Sin embargo, la justicia española desestimó el último recurso de Rivas para retrasar la entrega, terminando Daniel con su padre en Italia el pasado 25 de julio.

Además, un día antes, la Audiencia de Granada ordenó investigar a la madre por posible sustracción de menores, delito por el que ya fue condenada en 2018 y parcialmente indultada en 2021 por el Gobierno, y por el que deberá declarar el próximo 30 de octubre. Este largo periplo judicial se remonta al verano de 2017, cuando Rivas estuvo un mes en paradero desconocido con sus hijos para no entregarlos al padre con el argumento de protegerlos del presunto maltrato de Arcuri. En aquel entonces sus hijos tenían 11 y 3 años; hoy el mayor de ellos, Gabriel, ya tiene 19.

Todo, pese a que a ojos de la Fiscalía italiana este "no es ni mucho menos un conflicto sobre custodia, ni una 'madre manipuladora' que pretende arrebatarle sus hijos a un 'buen padre', sino un gravísimo caso de violencia de género, en su manifestación cruel de violencia vicaria".