El sistema de cambio horario en invierno y verano comenzó a emplearse en 1974 para poder aprovechar mejor la luz del sol y ahorrar en el consumo eléctrico tras la primera crisis del petróleo. Según los expertos, el cambio de hora responde más a una decisión política llegada desde Europa que a un análisis profundo. De hecho, en España tenemos una hora de más que Franco sumó para controlar las operaciones militares. Esto quiere decir que a nuestro país le corresponde el mismo huso horario de Canarias, Inglaterra o Portugal; esto es, una hora menos.

Cabe destacar que, en octubre de 2017, un grupo de eurodiputados presentó una moción para acabar con el cambio de hora. La razón: tras realizar una encuesta a miles de ciudadanos residentes en los países europeos, la Comisión Europea informó de que propondría su desaparición. Actualmente, los países de la zona euro cuentan con libertad para cambiar el huso horario.

En el caso de España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, informó de la constitución de un comité de expertos que evaluase la conveniencia de un cambio horario para nuestro país. Sin embargo, varios expertos han explicado que el cambio no será automático, ya que es necesario "revertir todas las modificaciones que se han hecho en los sistemas informáticos durante años".

En este sentido, se plantea la pregunta del millón: ¿de verdad se ahorra con el cambio horario? Y en caso afirmativo, ¿cuánto? Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el potencial de ahorro en iluminación podría llegar a los 300 millones de euros, o lo que es lo mismo, el equivalente al 5% del total.

De esa cantidad, al menos 90 millones corresponden al potencial de los hogares españoles. Esto significa que en cada residencia se produciría un ahorro de seis euros de media. Por su parte, los 210 millones restantes se ahorrarían en los edificios del terciario y en la industria.

Y de la evaluación cuantitativa, pasamos a la cualitativa: ¿afecta el cambio de hora a nuestros hábitos y nuestro organismo? Si bien puede parecer que no nos afecta en el día a día, nuestro cuerpo se ha acostumbrado a una rutina determinada, razón por la cual sí nota, en mayor o menor medida, esta clase de cambios. Entre las consecuencias a destacar, con el cambio de hora de octubre nuestro organismo produce menos melatonina, que es una hormona que facilita el sueño y regula los estados de vigilia según la luz solar.

Este cambio puede afectar al ritmo circadiano y provocar, en esta línea, una mayor sensación de cansancio al levantarse cuando aún no ha amanecido. Los efectos del cambio de horario en invierno empiezan entonces por los problemas que pueden presentar las personas para conciliar el sueño y, en consecuencia, ser víctimas de una continua sensación de cansancio. Ello, además, puede provocar sensación de irritabilidad o cambios en el estado de ánimo.

Pero no solo nos afectaría de forma individual. Eliminar el cambio de hora en España supone también problemas a nivel colectivo. Mantener el horario de verano en invierno haría que amaneciese más tarde, pasadas las 9:30 horas. Así, nos tendríamos que levantar cuando aún es de noche. En esta línea, el atasco al trabajo y para llevar a los niños al cole también se produciría de noche.

Lo positivo es que, con el horario de verano en invierno, anochece más tarde. Y está demostrado que cuando las tardes son más largas, hacemos más ejercicio. Eso, según algunos estudios, disminuye los ataques al corazón, entre un 5% y un 10%. Para lo niños, menos tablet y más parque. Más ventajas de anochecer más tarde: hay menos accidentes de tráfico porque el regreso a casa es con luz y se ve mejor.