La vida del bebé, que todavía se recupera en el hospital, se puso en peligro desde que su madre, Rachel Norey, empezó a sangrar debido al desprendimiento de su placenta. La mujer de 34 años que estaba ingresada en el hospital de la Princesa en Harlow, fue rápidamente trasladada al Hospital Rosie de Cambridge, en Reino Unido, a la unidad de cuidados intensivos.

Desde ese momento, los médicos comenzaron a temer por la vida del bebé ya que la mujer había perdido cerca de seis litros de sangre. Finalmente, la pequeña nació aunque durante los 22 primeros minutos de vida dejó de respirar, pero la insistencia de los médicos, que le realizaron una intensa reanimación, hizo que tras ese angustioso momento Matilde volviera a respirar.

Debido a la complicada intervención, la madre se encontraba bajo anestesia general y no pudo ver a su hija durante los dos primeros días de vida. Al tercer día, la pequeña movió por primera vez su mano. "Fue un milagro, no podíamos creer lo que estábamos viendo", cuenta la madre de Matilde en una entrevista recogida por 'Mirror'.

Rachel Norey recuerda que "los médicos estaban asombrados". Los doctores les aseguraron que "eran afortunados" porque las probabilidades de que la niña sobreviviera eran "casi nulas".