El partido de Santiago Abascal se ha quedado solo en el Congreso de los Diputados defendiendo su reforma de la Ley de Partidos para ilegalizar a formaciones separatistas como ERC, Junts o Bildu por pretender destruir "la indisoluble unidad de España".

A excepción del PP y Ciudadanos, que se han situado en la abstención, todos los partidos han adelantado su voto contrario a esta iniciativa . Iván Espinosa de los Monteros, portavoz parlamentario de Vox, comenzó su intervención afirmando que hoy sería "un día histórico" para tomar medidas "decentes" en defensa de la democracia si se acaba tomando en consideración su iniciativa pero enseguida se ha encontrado con toda una Cámara en contra.

"Ni el terrorismo de ETA, amparado en Batasuna o Bildu, ni el golpe de Estado en Cataluña ni el Plan Ibarretxe tiene cabida en nuestra estructura constitucional", ha proclamado Espinosa de los Monteros, quien ha pedido proteger a España de los nacionalismos por ser "incompatibles con la democracia": "No se trata de ilegalizar ideas, sino de preservar el espacio de libertad que es la Constitución".

No obstante, esta propuesta de Vox ha tenido grande críticas, ya no solo de los partidos nacionalistas e independentistas, sino también del PSOE, el PP o Ciudadanos, que han acusado a los de Santiago Abascal de ir en contra de la Constitución y a los que han afeado sus problemas con la pluralidad política o la libertad de expresión.

El diputado del PSOE José Zaragoza ha señalado a Vox como los "enemigos" de una Constitución, la de 1978, que ampara y protege a "todos", también a ellos y a los independentistas, de haberse convertido en "una perfecta máquina de rabia perpetua" presentando ahora una proposición de ley, a su juicio, "llena de odio" y de actuar como "reaccionarios" que "añoran la dictadura de Franco". Por su parte, desde Unidas Podemos Pilar Garrido ha afirmado que lo único que busca Vox con su propuesta es "achicar la democracia" pisoteando principios básicos como la libertad ideológica o el pluralismo político.

En nombre del PP, José Antonio Bermúdez de Castro ha avisado de que su partido no podía apoyar una proposición que pretende ilegalizar a todas las formaciones independentistas "por el mero hecho de serlo". "Eso va en contra de la Constitución", ha enfatizado el 'popular', afeando a Vox que cuando se defiende la Carta Magna ha de hacerse en su integridad, "no sólo lo que conviene" y recordándole que en España se puede defender cualquier proyecto político siempre "por la vía pacífica".

Guillermo Díaz, de Ciudadanos, ha compartido con Vox que el secesionismo es "nocivo" pero ha defendido que la solución ante aquellos partidos que buscan romper el país no pasa por "prohibir una idea per se" sino por cambiar la "maldita" Ley Electoral y porque los principales partidos nacionales logren ponerse de acuerdo quitando así poder a los nacionalismos.

Eso sí, los que más han criticado a Vox han sido las fuerzas nacionalistas e independentistas a las que pretende expulsar del escenario político, que les han acusado de intentar ganar mediante ilegalizaciones "lo que jamás conseguirán en las urnas", como ha dicho la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua.

Su homólogo del PNV, Aitor Esteban, ha confesado tener ganas de mandar a Vox "donde lo habría hecho Labordeta --y su famoso 'a la mierda'"--, al igual que Jaume Alonso Cuevillas, representante de Junts, y a los que a los que ha censurado por pretender cargarse ese modelo de estado que dicen defender. "Ni Franco pudo acallar la voz de los nacionalistas vascos, no lo van a hacer ustedes ahora, que son el último godo", ha advertido Esteban.

En ERC, Gabriel Rufián ha tachado de "catetada" la iniciativa promovida por Vox con la que pretenden ilegalizar "a más de dos millones de catalanes" y ha alertado al PSOE de que ésta puede convertirse sen real decreto si no planta cara al "régimen del 36". Lo mismo ha hecho Mireia Vehí, en nombre de la CUP, quien se ha preguntado cómo es posible que las fuerzas progresistas del país no paren a la extrema derecha.