La primera sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez ha finalizado sin sorpresas ni cambios de posición entre las formaciones. El presidente en funciones y líder del PSOE ha intentado buscar la abstención en el bloque de la derecha sin mucho éxito, dadas las réplicas que ha recibido Sánchez de Pablo Casado y Albert Rivera; razón por la que fuentes del Gobierno reconocen que "no va a salir la mayoría absoluta" en la primera votación.

Sánchez ha dedicado un discurso de dos horas a realizar toda una declaración de intenciones de los propósitos de su Gobierno si logra salir investido de la cámara como presidente. En su intervención ha habido espacio para tratar una reforma del delito sexual en el Código Penal, plantear un nuevo Estatuto de los Trabajadores y un "Estatuto del Becario", defender Madrid Central e incluso proponer una reforma constitucional para evitar el bloqueo de investiduras.

Nace de los socialistas esta iniciativa frente al panorama de incertidumbre y confusión política que se les avecina en los próximos días. Porque Sánchez ha aprovechado las múltiples ocasiones que ha tenido durante sus distintas intervenciones para exigir al Partido Popular y a Ciudadanos que "asuman su responsabilidad" y se posicionen en la abstención; todo para poner el nuevo Gobierno en marcha. Sin embargo, parece haberse quedado corto de tiempo para referirse a Podemos de forma acentuada y sin minutos para hablar de Cataluña, asunto sobre el que no ha hecho mención alguna.

Precisamente, son estos dos elementos los que ha aprovechado Pablo Casado para asegurar a Sánchez que no se moverán de su posición contraria a la investidura. "A pesar de que ha pactado con ellos [Podemos y las formaciones independentistas] parece que ahora le da vergüenza mostrarlos en esta Cámara", le ha reprochado el presidente del PP, que le ha preguntado: "¿Qué ha venido a hacer aquí? Ha tenido 12 semanas, tres meses jugando al gato y al ratón, y tenemos una sensación de no saber si usted quiere ser presidente del Gobierno".

En una línea similar se ha expresado Albert Rivera, con un discurso centrado en desmontar lo que él mismo ha llamado "el Plan Sánchez".¿En qué consiste este 'plan'?Según ha descrito el presidente de Ciudadanos, se basa en "alimentar el odio entre los españoles" empleando una estrategia del "divide y vencerás" para "perpetuarse en el poder, controlando la tele pública, las encuestas, criminalizando a los constitucionalistas y lavando la imagen de sus socios". Como Casado, Rivera ha rechazado que su grupo vaya a abstenerse en la votación para investir a Sánchez, afirmando que su partido "hará la oposición al modelo de España que Sánchez quiere".

A la difícil situación que enfrenta el Partido Socialista en el Congreso de los Diputados se suma la tensa cuerda sobre la que parecen estar negociando de nuevo los socialistas y Unidas Podemos. Ambas formaciones siguen sin alcanzar un acuerdo un día antes de la primera votación de investidura, negociación que se ha enfriado más si cabe después del discurso que Pedro Sánchez ha ofrecido a la cámara.

En la formación morada y sus confluencias no ha gustado nada que el aspirante a la presidencia del Gobierno haya evitado referirse a ellos hasta el final de su intervención, en la que ha lanzado un escueto mensaje: "Quiero agradecer su interlocución, muy señaladamente, a Unidas Podemos". A la formación de Pablo Iglesias le ha pedido "trabajar para culminar un acuerdo", y ha concluido, en lo que parece una posición más conciliadora, diciendo: "Tenemos la posibilidad de sacar adelante todo aquello en lo que coincidimos, lo que nos une, que se resume en la promesa de la izquierda".

La prueba de que el acuerdo en el que intentan trabajar PSOE y Unidas Podemos no marcha como esperaban ambas formaciones se ha podido observar en el comienzo de la intervención de Iglesias en el Congreso. "No nos propongan ser un mero decorado del Gobierno porque no lo aceptaremos", ha clamado el secretario general de Podemos, que ha mostrado su preocupación por la insistencia de Sánchez a los grupos de derechas para que se abstengan. "Si insiste en pedir la abstención de la derecha, mucha gente pensará que lo prioritario para usted es el poder, y no las políticas de izquierda", le ha afeado, y se ha mostrado firme en la posición de su partido: "Para formar gobierno hay que buscar el acuerdo".

A ello ha respondido Sánchez, que se ha limitado a decir que pedir la abstención a PP y Cs "no significa para nada" que esté pactando con ellos, y se ha vuelto a abrir al diálogo con la bancada morada. "No renuncio a poder entenderme con Unidas Podemos para sacar adelante un Gobierno". ¿Han logrado su discurso y sus réplicas a los líderes políticos un avance de cara a recabar todos los apoyos necesarios para su investidura? Parece que no, pues hasta Iglesias ha advertido irónicamente al presidente en funciones sobre sus posibilidades: "Ya le ha pedido la abstención al PP y a Ciudadanos, por favor, no se la pida también a Vox cuando suba Abascal".

De Vox ni su líder ni siquiera el PSOE esperaba un cambio en su posición; al menos, no lo ha intentado, y de eso tambiénse ha enorgullecido la formación de extrema derecha durante su intervención. "Algunos nos han preguntado si contemplábamos una abstención patriótica, pero Vox es la formación más lejana del proyecto del PSOE. Ustedes se sentirán orgulloso de ello, pero yo también", ha señalado Abascal, que ha aprovechado sus minutos sobre la tribuna para acusar al PSOE de estar apoyado por "comunistas, proetarras y chavistas".

Así las cosas, ¿tiene Sánchez por tanto opciones para ser investido con el apoyo de la formación morada? Parece que las relaciones se antojan como poco complejas de cara a los próximos días. Tras finalizar el encuentro, fuentes socialistas no han tardado en manifestar su malestar por las palabras de Iglesias y los suyos. Así, han asegurado que, con su intervención, el secretario general de Podemos ha dinamitado cualquier diálogo, y que en esas condiciones es muy difícil negociar. A pesar de ello, desde el Ejecutivo y la cúpula han insistido nuevamente en que trabajarán para conseguir ese ansiado acuerdo que no parece llegar nunca.