Durante la huelga los hospitales funcionarán con el mismo personal que un domingo o festivo, y se trabajará al completo en urgencias, transporte sanitario, tratamientos oncológicos, diálisis, radioterapia o quimioterapia, según los servicios mínimos acordados. Y en los centros de salud con cuatro o más médicos de familia, se asegura la presencia de la mitad de ellos.

La primera acción será una 'performance' que consistirá en un gran lazo blanco de velas que simboliza el rechazo a la gestión privada de los centros públicos y de la unión entre profesionales sanitarios y ciudadanos en la defensa de la sanidad pública.

La protesta, a la que están llamados 75.000 trabajadores sanitarios y no sanitarios, se produce tras la aprobación de los pliegos de condiciones para la externalización de la gestión de seis hospitales y  27 centros de salud, que ha suscitado el rechazo de los sindicatos.

Además del rechazo a la privatización, se suma ahora el comportamiento innoble hacia 430 médicos, a quienes se comunicó su jubilación forzosa por carta dos días antes del puente.

El consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty, calificó de "absoluta irresponsabilidad" la nueva convocatoria de huelgas, que responden a "motivos políticos y sindicales y están encabezadas por algunos sectores cada vez más radicales".

Subrayó, además, que las seis semanas de huelgas que tuvieron lugar en noviembre y diciembre pasados supusieron la cancelación de 6.500 intervenciones y de cerca de 50.000 consultas especializadas.

Como novedad respecto a los paros anteriores, la Consejería y los sindicatos han acordado incluir en los servicios mínimos la garantía de asistencia a todas las personas con sospecha de padecer un proceso cancerígeno, aunque su diagnóstico aún no sea firme.