Llega el 12-J. Llega un paso por las urnas que debió producirse el 5 de abril tanto en Galicia como en Euskadi. Finalmente, esos comicios no ocurrieron en esa fecha. ¿El culpable? Un coronavirus que ha paralizado y cambiado la realidad en la que vivimos, dando lugar a una atípica campaña electoral y a un panorama desconocido de cara a la jornada del 12 de julio.

Incertidumbre por cómo habrá que ir a votar, por ejemplo. El voto por correo ha aumentado un 130% en Euskadi y casi un 80% en Galicia. Para los que acudan de forma presencial, habrá unas medidas de seguridad muy concretas, extremando las precauciones para evitar cualquier tipo de contagio.

El aforo en los colegios electorales será limitado, marcándose los recorridos que cada persona deberá realizar para ejercer su derecho al voto. Una vez delante de la urna, nada de poner sobre la mesa el DNI: habrá que enseñarlo.

Y con este incierto panorama, también hay otro miedo rondando a estas elecciones: la abstención. Porque lo cierto es que el virus sigue ahí, como bien muestran los rebrotes que se producen en nuestro país. En las elecciones celebradas en Francia, por ejemplo, se registró una abstención récord por este hecho, un efecto que habrá que esperar para ver si se replica en las dos Comunidades Autónomas.

Son precisamente los brotes de A Mariña y de Ordizia los que preocupan a las autoridades sanitarias y los que han hecho que se tome una polémica decisión a horas de la apertura de los colegios electorales. Aquellas personas que sean positivas en coronavirus no podrán acudir a votar, algo que ha hecho que los expertos se pronuncien.

El voto está garantizado en la Constitución, como también lo está la protección de la salud. Los expertos abogan por mecanismos que aseguren ambos derechos, aunque, de cara a estas elecciones, parece que quien acuda a votar estando contagiado de COVID-19 estará cometiendo un delito, como avanzó la consejera de seguridad de Euskadi.

Feijóo y Urkullu, grandes favoritos

Hablando del plano puramente político, hay dos grandes nombres propios que, salvo sorpresa, repetirán como la opción preferida para gallegos y vascos. Alberto Núñez Feijóo, cuya marca personal se ha 'comido' a la del PP en Galicia, eliminado su logo de sus actos de campaña, es el favorito en todas las encuestas para reeditar su mayoría absoluta, la que sería su cuarta desde que fuese elegido por primera vez en 2009.

De igual manera reforzaría su posición Iñigo Urkullu, con EH Bildu a una distancia importante. La duda, tanto en Galicia como en País Vasco, está en cómo repercutirá la gestión de la crisis del coronavirus a PSOE y a Unidas Podemos. Los pronósticos anticipan una caída de la formación morada en ambos territorios, pero habrá que esperar a que hablen las urnas.

También toca esperar para valorar el cambio de Pablo Casado con Carlos Iturgaiz al frente del PP Vasco y su alianza con Ciudadanos, al que las encuestas no le vaticinan un buen resultado. En cuanto a Vox, no se espera que tenga representación en ninguno de los dos territorios. En Galicia, la gran subida podría ser la del BNG, que podría arrebatarle la tercera posición a Podemos.

Pero, de nuevo, toca esperar a que se cierren las urnas, a que el pueblo hable y que decida quiénes serán sus representantes para los próximos cuatro años. Las de Cataluña podrían ser las siguientes, pero, centrándonos en el ahora, vienen dos elecciones a las que el coronavirus puede afectar notablemente y en las que ningún partido tiene un pronóstico claro ante lo que puede pasar.