El avance de la ultraderecha en Europa ha sacudido Francia y Alemania especialmente, así lo han evidenciado los resultados arrojados tras las elecciones europeas celebradas el pasado domingo 9 de junio. Sin embargo, en los países nórdicos, lo que sube es la izquierda más a la izquierda y los verdes. Esto, según Ruth Ferrero, profesora de Ciencia Política en la UAM es debido a que "en Finlandia, Suecia y Dinamarca los ultras llevan mucho más tiempo pujando por la competencia electoral que en otros países de la Unión Europea".
En 2010, el partido ultra Demócratas de Suecia consiguió entrar en el Parlamento sueco con su discurso antimigratorio. Poco después otro partido de la extrema derecha, Verdaderos Finlandeses, irrumpía con el 19% de los votos en el Parlamento finés.
Su peso en la política del país empieza a ser decisivo. Algunos incluso entran de forma directa en el Gobierno, lo que agudiza su desgaste y permite a estos países nórdicos marcar diferencia en las pasadas elecciones europeas con un denominador común respecto al resto de Europa, ya que "la izquierda más a la izquierda de la socialdemocracia consiguió aumentar su participación en votos", comenta José Manuel Sáenz Rotko, profesor Relaciones Internacionales UA Comillas.
A partir de ahí las razones son diferentes en cada uno de ellos. En Suecia el cambio climático preocupa a la población, pero también el acercamiento de los partidos de extremaderecha a Le pen y su "simpatía" con Rusia, aunque lo peor para ellos han sido las denuncias de desinformación utilizadas por la ultraderecha. "Han utilizado mecanismos de desgaste del adversario político no asumibles para una buena parte de la población", explica el profesor en Relaciones Internacionales, como emplear "perfiles anónimos en redes sociales para atacar al enemigo".
Por su parte, Finlandia, que tienen a la ultraderecha dentro del propio gobierno, se ha convertido en el caso más claro de desgaste institucional y la poca participación electoral ha perjudicado al gobierno. Mientras, en Dinamarca, el partido que lidera la extrema derecha mantiene su tendencia a la baja y cada vez se encuentra más fragmentada.
Nuevos actores que en política suponen casi siempre para los viejos una pérdida segura de votos.