El coronavirus ha provocado más de 3.000 muertes y va en camino de alcanzar los 100.000 afectados en todo el mundo. A pesar de que la zona más afectada es la ciudad china de Wuhan, el COVID-19 está presente ya en casi todos los países del mundo.

En línea con este brote, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha advertido que "no es la gripe" y que tiene una tasa de mortalidad tres veces mayor.

"A escala global, los pacientes con COVID-19 mueren en una proporción del 3,4%. En comparación, la gripe estacional generalmente mata muy por debajo del 1% de los infectados", ha señalado en una conferencia en Suiza.

El coronavirus sigue siendo una epidemia, aunque Tedros Adhanom ha indicado que la OMS "no va a dudar" en elevar a nivel "a pandemia". Así, ha instado a los países a "proceder el rastreo de contactos con el COVID-19 porque eso ayudará a evitar infecciones y salvará vidas".

"Con medidas tempranas y agresivas se puede detener la transmisión y salvar vidas"

Y aunque el director de la OMS ha lanzado un mensaje de tranquilidad, destacando que las medidas de contención están "funcionando" y el brote puede ser contenido, ha insistido en que estamos trabajando en un "terreno desconocido" porque "nunca antes" se había visto que un patógeno respiratorio fuera capaz de de realizar una transmisión comunitaria.

"La contención del nuevo coronavirus es factible y debe seguir siendo la máxima prioridad para todos los países. Con medidas tempranas y agresivas se puede detener la transmisión y salvar vidas", ha sentenciado.