El escándalo crece y Donald Trump niega hasta tres veces al que ahora llama su examigo Jeffrey Epstein: "No era fan suyo, no lo era". Lejos quedan ya sus famosas declaraciones para la revista 'New York' en 2002 en las que afirmaba que Epstein era "un chico estupendo" y que era "muy divertido estar con él". "Incluso se dice que a él le gustan las mujeres hermosas tanto como a mí, y muchas de ellas están en el lado más joven", destacó Trump.

Entonces, Epstein solo era un multimillonario con grandes amistades como Trump, Clinton o el propio príncipe Andrés de Inglaterra. Pero una denuncia puso sobre la mesa su faceta como depredador sexual. "Nos entrenaban para hacer una felación y estar calladas", explicó una de las víctimas.

Decenas de jóvenes acusan a Epstein de montarlas en su avión privado, el 'Lolita express' y obligarlas a prostituirse. Su presa preferida eran las menores de edad y con pocos recursos. Esa vez, en 2008, esquivó la cadena perpetua gracias a un acuerdo con Álex Acosta, entonces, fiscal del caso.

Nadie comunicó a las familias el acuerdo y no pudieron recurrir. Ahora, Epstein está de nuevo detenido y, esta vez, ante fiscales generales. Y un rumor crece con fuerza, tanto que ha precipitado la dimisión de Acosta. El ya exsecretario de Trabajo, el que 24 horas antes no estaba pensando en dimitir, ha dejado el cargo. Su dudoso papel en el acuerdo Epstein le vuelve a colocar bajo los focos.