Tras el veto al petróleo con el que Europa quiere combatir a Rusia son muchos los productos que podrían encarecerse más todavía. El Banco de España ya prevé que si se dejara de comprar todo tipo de energía a Putin, podría costarnos a España 1,2 puntos de IPC, y una reducción del 1,4% del PIB español en un año.

Hay empresas que ya ven inasumible hacer frente a los costes de producción que les supone el precio disparado del petróleo. Es el caso de Valentín Herrán, que fabrica disolventes, para lo que es esencial todo tipo de derivados. El suyo es uno de los productos que podrían subir su precio.

Con todo, expertos como Leopoldo Torralba, economista de Arcano Partners, advierten de que el efecto que experimentaría España no sería mucho mayor al que sucederá en Europa. Y aunque esto no es una buena noticia, tampoco lo consideran una catástrofe.

El crudo ruso es la cuarta parte del petróleo lo que compra toda la Unión Europea, al cotarse esta vía, se renuncia al segundo productor mundial, al 15% de los barriles, lo que necesariamente va a ocasionar que los precios sean todavía más altos.

Doble factura para la gasolina y el diésel

Como advierte Óscar Vara, profesor de Teoría Económica, la decisión de Europa "se va a reflejar en incrementos del precio del barril y por lo tanto al final en el precio que a nosotros nos cuesta comprar la gasolina".

Para estos combustibles, que siguen subiendo, el veto tiene una doble factura porque tienen otro problema añadido, y es que destilar el petróleo ruso para hacer diésel y gasolina es más barato. Esto significa que aunque se compre a otros proveedores, saldrá más caro hacer gasolinas.