Hay trampas psicológicas que nos impiden ahorrar y hacen que gastemos más de lo que deberíamos. "Si somos capaces de tocar la fibra al consumidor para que se sienta atraído desde su parte no racional sino la emocional, ahí entra en juego el impulso", señala Jordi Garcia Chalé, CEO de 'James Brand Group'.

Nos seducen a través de la emoción en tiempo récord, buscando sesgos cognitivos que ataquen nuestro subconsciente y nos hagan gastar. "Casi todos están relacionados con el precio, como el ver que inicialmente el precio de un producto era 'altísimo', y luego está al está al '90%'. Además, hay otros que están más relacionados con el FOMO, que es tener miedo a que se te escape una oportunidad", explica David Riudor, CEO de GOIN.

Se trata de trampas psicológicas de las que es difícil escapar a cualquier edad. "No sé controlarme nada y, a veces, incluso puedo endeudarme", reconoce un joven, mientras que otro hombre cuenta que gasta "por placer, para desahogar las penas".

Trucos para evitar gasto compulsivo

Así, el primer paso para evitar ese gasto compulsivo pasa por "tener una planificación personal financiera que te permita, partiendo de lo que ganas y partiendo de lo que quieras ahorrar o necesitas ahorrar cada mes, cuánto te puedes gastar", explica al respecto Paz Comesaña, directora de Marketing y Publicidad de Evo Banco.

Y hay que tener claro algo muy importante: 100 euros son 100 euros. "Si son 100 euros que te han tocado por la lotería no te preocupa gastártelos hoy mismo en cualquier tontería, pero si son 100 euros que has ganado después de trabajar y luchar muchísimo te cuesta más. Todo eso son percepciones de nuestra cabeza", subraya David Riudor.

Todas estas percepciones de nuestra cabeza nos hacen otorgar un valor subjetivo al dinero, en función de su procedencia.