Trabajo ya tiene una fecha. Según ha podido saber laSexta, el ministerio encabezado por Yolanda Díaz se reunirá el próximo 1 de septiembre con sindicatos y patronal para empezar a darle la estocada definitiva a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), cuyas cifras, no obstante, siguen en el aire.
La ministra de Economía Nadia Calviño ya aventuró el pasado mes de julio que, de seguir la tendencia positiva en la economía, estas reuniones se harían a final de verano. Así, se ha marcado un punto de encuentro entre lo que pedían a un lado y otro del Ejecutivo: el PSOE se mostraba más partidario de aprobar la subida en 2022, mientras que la formación morada abogaba por hacer una implementación urgente.
Ahora bien, a sabiendas de que "a la luz de cómo evolucione el mercado de trabajo" la "senda del aumento del salario" será retomada, como decía Calviño, ahora la clave se sitúa en las cantidades. En este sentido, los expertos consultados por el Gobierno ya dieron su veredicto. Concretamente, argumentan que debería elevarse el SMI entre 12 y 19 euros en 2021, 40 euros en 2022 y otros 40 euros en 2023.
Es decir, el "mínimo" que debería subirse, como defendía la economista Inmaculada Cebrián, miembro del panel de expertos, concuerda con lo pactado en el acuerdo del Gobierno hasta el fin de la legislatura: 1.011 euros de salario mínimo en 2023 (un 6,4 % más que ahora y un 60% con respecto al salario medio). Aun así, la horquilla es amplia, ya que podría ascender hasta los 1.049 euros.
Diferencias entre empresarios y sindicatos
Las conversaciones que el Ejecutivo tiene por delante no se antojan fáciles. De hecho, escasas horas después de que el Gobierno confirmara sus intenciones de subir el salario mínimo antes de final de año, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, mostró su desacuerdo con la medida.
En una entrevista con El Economista, el líder de la patronal defendió que "el salario mínimo afecta fundamentalmente al servicio doméstico" y que los convenios que se firman ya "están muy por encima del SMI". "Creo que no es el momento de subir el SMI, sino de recuperar el empleo y consolidarlo", sentenciaba.
Una postura que choca con lo que defienden los sindicatos. Así, entidades como CCOO y UGT han convocado a lo largo de estos meses múltiples protestas pidiendo celeridad en los cambios en el salario mínimo. Asimismo, ponían el foco en endurecer sus posturas si no había movimientos en el acuerdo. Ahora, con las pautas ya fijadas, solo queda, pasado el verano, la confirmación de cuánto se decide subir finalmente el SMI y si podrá materializarse antes 2022.
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