La Organización Mundial de la Salud dice que el trabajo en exceso puede llegar a matar. A esa conclusión ha llegado el organismo tras elaborar un estudio conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De él se extraen conclusiones significativas, como que el riesgo de sufrir un derrame cerebral o de padecer una enfermedad cardiaca es un 35% y un 17% mayor –respectivamente- en aquellas personas que trabajan más de 55 horas a la semana frente a los que cumplen con la jornada legal establecida.
Pedro Morera, médico de familia, apunta a tres razones básicas por lo que esto ocurre: "Se debe a una alimentación poco saludable, a que tenemos menos tiempo para hacer actividades al aire libre y al estrés emocional de los trabajadores".
Del ensayo se concluyen varios resultados. Uno de ellos es que las largas jornadas se dan más en despachos de abogados, consultoras o entidades financieras. En este último grupo está Goldman Sachs: algunos de sus empleados han denunciado trabajar 95 horas en una semana, más del doble de lo estipulado legalmente.
Un trabajador de la empresa recuerda que "hubo un momento en el que no comía, no se duchaba y no hacía nada más que trabajar desde la mañana hasta pasada la medianoche". Otro denuncia: "No entré en este trabajo esperando un horario de 09:00 a 17:00, pero tampoco un horario constante de 09:00 a 05:00".
Pero no hace falta irse tan lejos. En España, los auditores de segundo año de 'Ernst & Young', conocida como EY, denunciaron "casos en los que se ha llegado a registrar picos de hasta 84 horas trabajadas por semana". La compañía aseguró que se trataba de casos puntuales achacables a la pandemia.
Alberto Benítez, abogado laboralista, denuncia esta situación: "Legal no es. Tenemos una jornada máxima de 40 horas ordinarias a la semana. Las horas extraordinarias están muy tasadas y hay que trabajarlas por un motivo determinado. No se puede transformar una extra en una ordinaria".
La OMS refleja que más de 750.000 personas fallecieron en un año por enfermedades relacionadas con las largas jornadas de trabajo. Además, en 2016, 488 millones de personas estaban expuestas a jornadas de más de 55 horas de trabajo, lo que supone un 8,9% de la población mundial total.